Ayer sábado se leía en titulares de ABC “SENADO POSTERGA LEY QUE PRETENDE ERRADICAR VIOLENCIA POLITICA HACIA LAS MUJERES”.
Como nos tienen acostumbrados los totalitarios disfrazados de demócratas, se expone el tema en términos que a primera vista deja muy mal parados a los que osan ir contra una ley con tan deseado objetivo.
Pero este proyecto nada tiene que ver con erradicar la llamada violencia política contra la mujer, realmente es un instrumento más, impuesto por organismos internacionales, para violentar nuestro Estado de Derecho.
Atenta gravemente contra el principio de igualdad ante la ley, ya muy golpeado por la Ley contra todo tipo de violencia contra la mujer (Ley 5777/16) y contra el derecho fundamental de la libre expresión. Bajo la descarada excusa de velar por la seguridad de las mujeres en política, se constituye en una verdadera herramienta de persecución de un grupo privilegiado mediante la ley, en este caso las mujeres, contra los varones que a estas alturas son ciudadanos de segunda categoría.
Este es un proyecto de ley injusto, inconstitucional e ilegítimo. Muy bien lo señaló un conocido periodista al denunciar que el proceso legislativo en Paraguay está secuestrado por operadores que no responden a las bases ni a las necesidades ciudadanas reales.
El proyecto es ilegitimo ya que parte de agendas internacionales lesivas a los intereses nacionales. La idea de la necesidad de este tipo de instrumentos se instala por una serie de manipuladores que literalmente fungen de agentes al servicio de intereses extranjeros.
Entre estos operadores, que manipulan estas cuestiones, se puede identificar a varias oenegés, funcionarios públicos y a conocidos congresistas que ya casi no legislan escuchando a los que representan, sino que lo hacen cumpliendo instrucciones de centros de poder foráneos, lesionando irreparablemente, cada vez que lo hacen, la Soberanía Nacional y el bienestar del pueblo paraguayo.
El martes pasado, la ciudadanía organizada, se constituyó en el Senado y procedió a presentar formales objeciones contra el despótico proyecto. Expuesto el mismo y descubierto su real contenido arbitrario, a los impulsores del proyecto no le quedó otra más que aplazar su tratamiento.
Aprovecho la oportunidad para recordarle a nuestros Congresistas que, donde se promulguen leyes injustas, jamás se podrá erradicar la violencia de ni un tipo. Si no hay justicia, no hay paz.