Sin duda que el hecho noticioso que tiene copado por semanas la prensa internacional ha sido la vuelta al poder por parte del Talibán en Afganistán con todo lo que ello significa, a lo interno la aplicación de la ley islámica en su interpretación más ortodoxa y que a la postre termina reduciendo a la mujer a un objeto y; aguas afuera se convierte el país asiático en paraíso para grupos delictivos organizados de carácter trasnacional y terrorista como Al Qaeda, además de ISIS.
A la par de ello, hemos visto una y otra vez, como queda en evidencia el desconcierto en Washington DC. Por una parte, la negativa de los expertos y altos mandos militares del Pentágono quienes le recomendaron al Pdte Biden no retirarse de Afganistán, pero el mandatario se empeñó en el retiro, estableciendo como fecha tope el 31 de agosto de este año para lo cual las tropas salieron azarosamente del país.
En medio de ese escenario, vimos al Presidente Biden vaticinar que el Talibán no planearía más o futuros atentados terroristas en suelo estadounidense o los intereses de éste en el mundo, de hecho, aseguró que habían cambiado, que eran una versión nueva y mejorada. También proyectó que el gobierno democrático de Afganistán presidido por Ghani se mantendría en el gobierno y que las Fuerzas Armadas afganas que eran tres o cuatro veces más superiores al Talibán, lucharían contra éstos y; que en el peor de los casos, el Talibán controlaría el país en un año, luego lo redujo a 90 días.
La realidad fue brutalmente diferente, pues, el Talibán sólo necesitó diez días para hacerse con el poder de la mayor parte de Afganistán, el presidente Ghani huyó y los militares afganos con entrenamiento y costosos equipos militares estadounidenses, se rindieron sin tan sólo disparar una bala.
Pero no todo ha quedado allí, en medio del desastre, Biden reapareció anunciando un nuevo envío de tropas, las cuales se limitaron apenas a controlar el Aeropuerto Internacional de Kabul, pero toda el área periférica y los accesos al mismo están controlados por el Talibán. De modo que los propios estadounidenses, extranjeros y colaboradores afganos quedaron atrapados ante el Talibán. Los que tuvieron un atisbo de suerte lograron llegar al aeropuerto y en condiciones realmente paupérrimas esperan por ser extraídos.
Pero lo peor está por venir, pues, la fecha tope impuesta y anunciado por el propio Pdte. Biden, el 31 de agosto, ya el propio Secretario de Estado anunció en conferencia que el 1 de septiembre continuarán con su evacuación de estadounidenses y aliados del país. El anuncio de Antony Blinken es una mentira monumental, pues, ya el Talibán le recordó a USA que sólo les permitirán controlar el aeropuerto hasta la fecha acordada, a lo que se suma que el portavoz del Talibán señaló que no se permitirá que ningún afgano salga del país. Entonces ¿cómo será posible la continuidad de la operación de evacuación de los extranjeros y aliados estadounidenses de Afganistán?, simple, serán abandonados a su suerte, que no es otra cosa que una muerte segura a manos del Talibán.
Por si fuera poco, Biden insiste en hablar otros temas para tratar de introducir nuevos temas en el debate, primero intentó con el COVID19 y luego con la guerra electrónica, en ésta última los periodistas insistieron para que el mandatario hablara sobre el colapso en Afganistán, a lo que Biden sólo sonrió y como ya es habitual se retiró sin responder preguntas, me pregunto ¿ante la semejante situación de sufrimiento y condiciones ignominiosas de una aglomeración de personas en el aeropuerto de Kabul y sus inmediaciones estamos para que el presidente sonría?
Por último, el trágico atentado de perpetrado supuestamente por ISIS, el cual se llevó la vida de al menos un veintenar de efectivos militares estadounidenses y más de un centenar de civiles. Nuevamente apareció el Pdte. Biden con un discurso cargado de incoherencias, anunciando que perseguirán a los culpables y les hará pagar por este crimen. ¿Cómo Estados Unidos va a perseguir a los culpables y hacer que estos paguen si se retira totalmente de Afganistán el 31 de agosto?
Englobando, en medio de esta monumental crisis de escala internacional, tenemos un Presidente que contradictoriamente asume la responsabilidad de la crisis, pero al mismo tiempo le transfiere una cuota de responsabilidad al mandatario anterior (Donald Trump) porque éste inició el retiro de Afganistán, no responde preguntas a la prensa, no tiene ningún plan ni mínimamente esbozado para salvaguardar la vida de los militares y ciudadanos estadounidenses como de los colaboradores afganos y; por si fuera poco, la Vice-Presidente, Kamala Harris está de gira por Singapur y Vietnam con otros temas. En crudo, la administración de Biden ha demostrado una incapacidad total en materia diplomática e indolencia total respecto a la crisis afgana, y en adición, ha conducido a Estados Unidos y su política exterior a una deriva total sin precedente en la historia reciente.