Allá entre los 80 y los 90 nació en Argentina el MOCASE, Movimiento Campesino de Santiago del Estero, a través de diversos canales de comunicación muestran una visión altruista y romántica de ellos mismos pero, si nos tomamos el tiempo de ir más allá de sus testimonios, nos damos cuenta que no están asi.
Sus premisas son, siempre según su versión, la reparación histórica de los pueblos indígenas, la soberanía alimentaria definida como no contaminante y gestionada por ellos mismos, sembrar la tierra y criar sus animales con lo que llevan la bandera de la «Reforma Agraria» que en consonancia con movimientos ambientalistas presentan pelea a los «Capitales transnacionales» cosa un poco complicada ya que van contra todo pequeño o mediano productor agrícola de su zona de influencia.
Para el MOCASE, los invasores son los inversionistas, ellos buscan asociarse con organizaciones urbanas (Barriadas) y hasta antes de la pandemia llevaban a cabo campamentos de adoctrinamiento. Buscan jóvenes estudiantes de carreras como agronomía, biología y ciencias sociales, plantean «La guerra por la tierra y la lucha organizada»
También, participan de plenarios del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) «Tierra, trabajo y justicia» Son sus banderas.
La militancia universitaria, tan típica de estas organizaciones, utiliza lenguaje “setentista revolucionario” y son preparados desde la dirigencia. Entre las estructuras oficiales de esta organización, está la escuela «Agroecologica» reconocida en el marco no formal de la educación.
Actualmente, su zona de influencia se extiende en las provincias de Santiago del Estero, sur de Santa Fe, Córdoba, La Rioja, Catamarca y Formosa y se financian a través de subsidios y convenios con universidades, ONG y el Estado Nacional Argentino.
Sin embargo, como ha sucedido muchas veces en otros países de la región, surge como respuesta a los abusos del MOCASE se ha formado una «Asamblea autoconvocada Santiagueños en defensa de la tierra» conformada por propietarios de pequeñas parcelas de tierra, que son víctimas del Movimiento en su faceta más violenta, poco conocida por los de afuera y temida por los de adentro, avalada por el silencio cómplice de los medios de comunicación nacionales, del poder político y lo más grave, de la justicia.
Les cuento un poco como llevan a la práctica sus «Ideales»
Para llevar adelante sus “ideales”, los miembros del MOCASE se nutren de los integrantes de las familias de más bajos recursos y quienes los sufren son los propietarios de parcelas de 3 a 300 hectáreas, con títulos de propiedad que en algunos casos están en proceso de juicios sucesorios, largos y caros de afrontar. Los hostigan, presionan, persiguen e invaden desde todos los frentes posibles hasta llegar al desalojo violento de sus propiedades, y cuando digo violentos es porque portan desde palos, cuchillos y machetes hasta armas de fuego. En algunas ocasiones presentan papeles apócrifos como boletos de compra hasta en servilletas, o supuestas «cedulas reales».
Ellos, desde el Movimiento Nacional Campesino Indígena están acabando con la ruralidad y el legítimo derecho a la Propiedad Privada en su zona de influencia, derecho amparado por la Constitución Nacional en su artículo 17 como así también en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Habiendo entrevistado a varios afectados por este movimiento, se supo que una vez que son desalojados de su tierra, se realizan allí asambleas, instalan carpas o viviendas precarias pagándole a gente para que permanezca allí y abasteciéndolos de lo necesario para la subsistencia, no crían animales y no siembran nada más que terror y discordia pero, siempre con la asistencia asistencia del Estado, en una lucha de pobres contra pobres.
El silencio cómplice de los medios de comunicación y la complicidad del Estado Argentino, este problema continúa escalando sin control, muy pronto y de forma obligada oiremos hablar de este movimiento.