Por definición, la libertad es la capacidad de las personas para elegir responsablemente su forma de actuar, en otras palabras, es no estar sometido a la voluntad de otras personas.
Hoy, cuando se inició la inscripción de aquellos adultos mayores que desearan vacunarse, las redes sociales se inundaron de hijos y nietos, nefastos, que sin ningún tipo de vergüenza festejaban, entre los de su mismo nivel de estupidez, el hecho de haber inscripto compulsivamente a sus padres y abuelos en el programa de vacunación contra el COVID 19. ¿Las excusas? De las más variadas, pero todos avaladas por el supuesto amor que les profesan a sus mayores.
Pues bien, déjenme decirles que no hay amor sin respeto; son personas adultas, conscientes y con mucha más capacidad que ustedes para discernir lo bueno y lo malo para ellos mismos. ¿O acaso piensan ustedes que sus padres y sus abuelos llegaron a los 70, 80 o 90 años de pura casualidad?
Aprendan a respetar las decisiones de sus mayores, entiendan que no todo el mundo debe ver el mundo como ustedes lo ven. Después de todo, ellos seguramente han sabido respetar más de una decisión estúpida que ustedes han tomado.