El mundo de las criptomonedas sin dudas llegó para quedarse, y todos los días surgen nuevos tipos y clases de estos tokens que tanto dan que hablar. Si bien el Bitcoin es la criptomoneda por excelencia, hay otras miles de variantes en el mercado, de mayor o menor volatilidad y confianza, que hoy forman parte del juego financiero virtual.
En el último tiempo, cientos de empresas de desarrollo tecnológico se han lanzado a crear monedas virtuales, a la espera de poder encontrar un buen espacio ante tanta oferta, sin embargo, pocas tienen algo que las diferencie de las demás en cuanto a su concepción y lógica de funcionamiento.
Pero hace pocos días se dio a conocer un lanzamiento realmente revolucionario para el joven mercado de las criptomonedas. Se trata de Soya, una criptomoneda que basa su valor en la Soja.
El token fue desarrollado por la empresa Agrotoken, una plataforma global de tokenización de commodities agrícolas y alimentos creada en Argentina durante la pandemia en 2020. Por lo general, las criptomonedas respaldan su valor en dinero (comúnmente en dólares) y funcionan de manera parecida a las acciones de las empresas (salvo algunas diferencias específicas).
Pero Soya llegó para romper el respaldo tradicional. Una unidad de Soya, representa una tonelada de soja real.
De este modo, el valor actual de Soya rondaría los US $520 dólares (unos 50 mil pesos a dólar oficial). Así, los productores agropecuarios se encuentran con un nuevo frente de negocios, que les permitirá hacer transacciones directas basadas en su producción, pudiendo invertir, intercambiar, comprar y vender activos reales pagando con más activos reales (es decir, “realizando trueques”).
Esto bien podría ser una solución para las retenciones y las liquidaciones de cosechas. Naturalmente, al tratarse de un respaldo en materia prima, Soya tiene características diferentes a las demás criptomonedas, que como se mencionó anteriormente, se respaldan en activos financieros.
El sistema funciona, a grandes rasgos, de la siguiente manera. El productor ingresa a la plataforma de Agrotoken, decidido a poner su producción a disposición de respaldar la moneda.
Para ello, se generan los tokens y la empresa constata que el productor posea la cantidad declarada de soja (lo mínimo que se puede invertir para ingresar al mercado son 30 toneladas de soja). Esa tokenización provoca que su producción ya esté a disposición de intercambio en Internet, a través de las plataformas de intercambio.
Cabe destacar que, durante el tiempo de tokenización de la producción, el productor cede los derechos de liquidación. Cada fracción de Soya (una criptomoneda) está respaldada por una tonelada, que a su vez es resguardada en un acopio específico, monitoreado y auditado para asegurar la presencia real de cada tonelada. Esta característica es muy importante, teniendo en cuenta que Soya es un «criptoactivo» que va a depender diferente al de las criptomonedas, ya que el precio de la soja la hará fluctuar, además de la oferta y la demanda de la misma.
Esta nueva creación regional (la empresa Agrotoken cuenta con recursos humanos de Brasil, Uruguay y Paraguay, además de Argentina), no solo será beneficiosa para los productores del agro, sino también para el mercado financiero en general, ya que se abre otro rubro de ofertas, lo que hace que cualquier persona financieramente activa pueda ingresar al negocio de la soja, sin ser parte de la cadena productiva o de consumo. Según Agrotoken, el objetivo para este año es el de tokenizar al menos 150 mil toneladas de soja, y en un futuro, alcanzar el 5% de la producción de soja a nivel mundial (entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, se concentra el 60% de la producción a nivel mundial).
Solo resta ver que nuevo paso se da en el mundo de las criptomonedas, que hasta hoy se limitaba en representar activos financieros. Pero ahora, el intercambio de activos reales ya está en marcha.
Urgente24