Las redes sociales son un ámbito donde, generalmente, predomina la hipocresía y eso lo sabemos todos. Muchos usuarios defienden a propios y buscan destruir a extraños por mucho menos.
Ahora, el verdadero problema de la doble vara en las redes sociales radica cuando es la misma empresa que provee el servicio la que la aplica. Es decir, la responsabilidad de lo que escriba un usuario “X” comienza y termina en esa persona pero, cuando la responsabilidad de control falla, o lo que es peor, es hipócrita y abusiva, el problema es aún más grande y peligroso.
En los últimos meses ha habido infinidad de casos que sirven de muestra respecto de la hipocresía de estas empresas, pero mayormente se trató de personalidades públicas con capacidad de hacer llegar sus mensajes y sus reclamos por otros medios. También, hubo de los otros casos, en los que los perjudicados son usuarios “X”; ¿Quién vela por los derechos vulnerados de estos usuarios cuando las plataformas hacen caso omiso a las agresiones y discriminaciones?
De los muchos casos que se dieron en los últimos días en España con los seguidores de la fuerza política de derecha Vox, o en Paraguay con quienes repudiaron la vandalización del edificio de la ANR, me llamó poderosamente la atención el sufrido por el columnista del medio digital «El Nacional», Alan Redick.
Alan Redick es un paraguayo que reside en los EEUU, y viene sufriendo ataques racistas y xenófobos por parte del usuario conocido en Twitter como @DrAkivaRubin (Akiva Rubinstein). Este personaje se refirió a Redick de manera despectiva por su color de piel, en primer lugar para, inmediatamente después, referirse a nuestro país como una aldea.
A pesar de que muchos usuarios notificaron las agresiones de este “supremacista blanco”, la red social twitter no tomó ninguna medida al respecto, dejando en claro que hay violencia que es permitida y violencia que no.