Celeste Amarilla, la diputada que señaló con el dedo a sus colegas por haber ingresado a la cámara gracias al dinero sucio de las mafias, resulta que tiene techo de vidrio. No es la primera vez que se la acusa de haber negociado con la merienda escolar, al ser propietaria de una empresa proveedora del Ministerio de Educación.
Sin embargo, lo dicho por el presidente de la Unión Industrial del Paraguay, Gustavo Volpe, es quizás la denuncia más contundente, ya que el empresario aseguró que Amarilla amaña licitaciones en el Departamento Central y que daba suero con sabor a leche a los niños de las escuelas públicas.
“Esta diputada amañaba licitaciones del departamento Central y le vendía suero de leche con gusto a las criaturas, y vendía como leche”, dijo Volpe en el lanzamiento de la campaña “Ñande Kamby”, que tiene como objetivo promover el consumo de productos nacionales, organizada por la Cámara Paraguaya de Industriales Lácteos.
“Hemos tenido que luchar para que se incluya en la merienda escolar y con Erno Becker (titular de la Capainlac) tuvimos una reunión aquí, donde hoy una diputada malhablada vino y me trató de hijo de ‘p’ por defender este producto”, expresó Volpe, muy molesto.
Añadió que “nosotros nos juntamos, hicimos prácticamente una audiencia pública y cambiamos esa historia. Desde ese momento esta señora me puso en el blanco y cuando puede me pega algunos tiros; hoy felizmente está suspendida por malhablada. Esta es una persona que maniobraba esas licitaciones y hoy es una blanca paloma y una persona que quiere dar clases de ética”.
Mucho escándalo armaron las bancadas de la oposición cuando la mayoría de Diputados resolvió suspender por 60 días a Amarilla, a consecuencia de haber hecho las graves acusaciones contra sus colegas. La semana próxima volverá a su banca, que estuvo ocupada momentáneamente por su correligionario liberal Augusto Wagner, quien pasó los 2 meses sin pena ni gloria por el Congreso.