La improvisación como forma de gobierno, históricamente, acabo con gobiernos de todos los signos y colores. El de Mario Abdo, seguramente no será a excepción, y afirmo esto, de acuerdo a mi comprensión sobre la última “genialidad” de este gobierno… intentar sacar a las fuerzas armadas a las calles de la República para combatir al crimen.
El estudio de iniciativas similares a esta, da como resultado inequívoco el fracaso rotundo de la acción, no solo ante la no solución del problema, sino ante el agravamiento de un cuadro; porque además de que estas “soluciones” terminan generando una mayor espiral de violencia suman un nuevo problema, la violación de los derechos humanos. Un caso emblemático y de constante estudio es el de México.
Con esto que afirmo, no quiero decir que las FFAA no están preparadas, lo están, pero para otra cosa. Cuando se viven prolongados tiempos de paz, el ciudadano promedio tiende a perder la noción de para qué están las fuerzas armadas, están para la guerra, y esta, entre sus paradigmas y leyes, incluye, inevitablemente, la aniquilación del enemigo. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad, como brazo armado de la justicia, una justicia diferente a la justicia de las guerras, tiene un paradigma distinto; una paradigma que, salvo en casos extremos, está orientado a la neutralización del “enemigo” y no de su aniquilación.
El crimen organizado, la mayoría de las veces está íntimamente relacionado con el tráfico y el consumo de drogas, algo que convierte lo que en apariencia es un problema de seguridad, en un problema social y de salud pública, pero eso es harina de otro costal.
Comprometer a las fuerzas armadas en las cuestiones de seguridad doméstica conlleva un montón de errores estratégicos, que van desde la desnaturalización de la misión para la cual fueron creadas y entrenadas, hasta la posibilidad de destruir las bases del consenso nacional desde donde se construyen las repúblicas.
Algunos dicen que hay tres tipos de personas, “Los Inteligentes” que aprenden de sus experiencias; “Los Sabios” que aprenden de los errores ajenos y “Los Torpes” que no aprenden nunca. ¿En qué grupo se encuentra el gobierno?, solo el tiempo nos lo dirá
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