Como bien sabe la mayoría, la necrofilia es una perversión que tienen algunas personas de sentirse atraídos por los cadáveres, de enamorarse, excitarse, adorar y sentir pasión por ellos.
En nuestro medio, podemos apreciar de un tiempo a esta parte, un caso particular de necrofilia, la necrofilia política, y podemos hallar a dos de sus máximos exponentes en Efraín Alegre y Stiben Patrón quienes, en sus ansias de derrocar al gobierno de Mario Abdo Benítez, por cierto, un gobierno democrático electo por la mayoría de los ciudadanos paraguayos, no mide las consecuencias de sus actos ni de sus manifestaciones como, por ejemplo, agredir de manera innecesaria, ilegal, clasista y racista a un oficial de policía que, a pesar de que a la joven “promesa” liberal, Stiben Patrón, no le guste, tiene una importante función que cumplir en el marco de una sociedad que pugna por volverse ordenada.
Estos dos dirigentes liberales (Alegre y Patrón) pretenden apelar a la ignorancia, despolitización y desmemoria de algunos sectores del electorado paraguayo, buscando generar violencia, y porque no, un nuevo muerto en sus movilizaciones; un nuevo mártir de la democracia como se lo quiere presentar a Rodrigo Quintana, ya que en el pasado (según ellos seguramente imaginan) le ha dado “resultados” a los intereses de esa fracción del PLRA comandada por Efraín Alegre; quien vio aumentado su caudal de votos de un 36 por ciento obtenido en el año 2013 a 42 por ciento obtenido en las últimas elecciones donde fuera derrotado por el actual mandatario.
Esta cuestión, debe llamar la atención (y debemos estar atentos a los próximos sucesos) en función de la utilización política que se le da a la vida, y la muerte, de los ciudadanos paraguayos, olvidando que, siempre, hay una familia que realmente sufre la pérdida de un ser querido detrás de las locuras demagógicas y autoritarias de un político que pretende hacerse de un poder que el ciudadano paraguayo no le quiere otorgar.
Es importante que la justicia tome cartas en este asunto y que obligue a estos dirigentes, Efraín Alegre y Stiben Patrón, a dejar de generar una violencia innecesaria, el reclamo que hacen (el de pedir justicia no el de echar al presidente, al menos hasta que todas las pruebas estén consideradas) es justo, no lo prostituyan, no prostituyan a sus seguidores; Paraguay necesita de nuevas ideas, no de nuevos mártires.
ND