El próximo 27 de mayo, si sigue vivo, Henry Kissinger habrá llegado al centenario. Si así lo fuere, podría decirse que hay un mal que duró 100 años. Nació en Bavaria en 1923, judío de padre y madre, escaparon del regimen Nazi para anclar en USA. Sin duda fue uno de los Secretarios de Estado más influyentes en la historia de los Estados Unidos durante la administración del presidente Richard Nixon quien no terminó su segundo periodo ya que renunció a raíz del escándalo «Watergate» en 1974. Solo por haber nacido en Alemania no estaba calificado para ser presidente, Kissinger en ejercicio de su cargo profetizó: «Hacia dónde se incline Brasil se inclinará toda América Latina». No hace falta ser un genio para entenderlo, se trata de un principio básico de la física; el plano inclinado, «la bajada» en criollo, el elemento más pesado es el que inclina la tabla. Brasil es un país de dimensión continental con una enorme población y gigantesca economía, su peso específico es brutal. Para no ir lejos en la historia, el axioma de Kissinger fue claramente demostrado durante los dos periodos de Lula y su PT en los cuales toda América Latina se inclinó a la izquierda incluido el Paraguay con Lugo.
Otro dicho menos conocido del anciano ex ministro pero maquiavélicamente cierto es el siguiente; «La falta de opciones aclara la mente maravillosamente», ni que lo diga, por eso los paraguayos vivimos tan confusos en un país de tantas bellas mujeres.
Pero en el contexto de las elecciones que se llevan a cabo hoy en Brasil, la cuestión es maravillosamente clara; es entre el pan o el pez, aunque alguna vez, en un episodio milagroso no había que elegir entre uno y otro si no comerlos juntos cuando Jesús los multiplicó para alimentar a una multitud hambrienta que lo seguía.
Pero en esta ocasión el pez es venenoso como la repugnante raya que mató al audaz conductor australiano de un programa de TV, se llama Lula y es pariente del pulpo Paul.
Por su parte, Jair Mesías Bolsonaro multiplicó tantas cosas buenas para su país en tan solo un periodo de gobierno y con adversidades inimaginables que jamás les tocó a otros presidentes en la historia del Brasil. La cosecha de esta administración ha sido como el trigo acumulado en la época de José en Egipto aunque con otros métodos, claro. Pueden leerlo en detalle en mi artículo anterior «La elección más importante». Aunque existe un panfleto girando por el vecino país bajo el titulo de «60 razoes porque repetirei meu voto em Bolsonaro com muito orgulho em 2022». Para no exponer las sesenta razones, imaginen, este artículo necesitaría un anexo, recurrí nuevamente a mi amigo el ingeniero Daniel Perez, de buenos contactos en Brasil y bien informado, para que me haga un escueto resumen digerible. Esto envió:
BOLSONARO:
1-Nunca mintió a Brasil.
2-Nunca robó un centavo a Brasil.
3-Se rodeó de los ministros y colaboradores más honestos y capaces como Paulo Guedes, Ministro de Economía y Tarsicio Gómez, Ministro de Infraestructura, por ejemplo.
Es así como llegamos a la conclusión que si bien hay un pez de por medio, se trata del trigo o la cizaña, siendo esta obviamente Lula y su pandilla, expresidiario en cuyo gobierno se perpetraron los mayores actos de corrupción en la historia del Brasil con el caso Odebrecht y Petrobras. ¡Bandido!. Es justo también exponer detalles sobre este comunista que quiere tomar por asalto el poder con la complicidad de la prensa ramera y goebbeliana como que de siempre.
A diferencia de su contendor, esta fue la gentuza que rodeo a Luis Ignacio Da Silva: Jose Geniono; ex presidente del PT, Jose Dirceu; ex ministro de la Casa Civil, Palochi; ex ministro de Hacienda, Delubio Soares; ex secretario de finanzas del PT, Joao Vacari Neto; ex tesorero del PT, todos presos por corrupción así como Lula estuvo preso por la misma razón. Agregarle la cabra loca de Dilma Rousseff procesada también por corrupta.
El que tiene ojos para ver que vea y oídos para oír que oiga, es muy simple el dilema; el trigo o la cizaña, mero trámite hoy domingo 2 de octubre. El pueblo ya manifestó suficientemente en las calles su voluntad inequívoca y apoteósica en toda la inmensa República Federativa del Brasil su soberana voluntad, no hay ninguna duda. El triunfo es por lejos, muy lejos, de Jair Bolsonaro, lo que dice la calle deben confirmar las urnas, si no, es fraude puro y duro. Obviamente lo van a intentar, la batería de encuestruchas a través de los medios masivos de desinformación es la prueba de que se está abonando el terreno como lo hacía el pulpo Paul, primo de Lula, en el mundial de Sudáfrica en el 2010.
Ya se encontraron urnas por doquier manipuladas, cargadas, en favor del pez venenoso, por supuesto. La prensa, como que de siempre, miente descarada y asquerosamente diciéndole a la gente que lo que vé no es cierto si no lo que ellos dicen es lo verdadero. Al más puro estilo goebbeliano, piedra angular del periodismo moderno, repiten mentiras en forma permanente y descarada para que algo quede. Aún así, ante el fenómeno Bolsonaro no será suficiente.
Un millón de motoqueros escoltaron a Jair Mesias en la marcha de las motos y tres veces más gente que los Rolling Stones convocó el presidente el 7 de septiembre en Copacabana, mi Dios, que grito de Ipiranga y no macana. Así y todo, la ignorancia supina de los bolaguayos hace que repitan como loritos las mentiras reiteradas a través de la red Globo o Folha de Sao Paulo o la que fuese, es todo una feroz mentira, pero como bien dijo Mark Twain; «Nunca hay suficiente evidencia para el idiota». Sabemos que, hay millones de idiotas, en Paraguay aproximadamente 7 millones, así y todo, la fotografía mata toda duda y mentira, se dice luego que la estadística es la ciencia de la mentira, tal cual, pregúntale a Capli. Esta foto publicada habla más que todas las putas mentiras juntas que la prensa repitió a diario contra Bolsonaro.
De igual manera, siempre aparece el amigo Jesús para ayudar a disipar dudas.
«El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama». Mateo 12:30.
Así es como está el tema en Brasil. El que no está con el trigo está con la cizaña y disemina veneno. Claramente Bolsonaro es el trigo y Lula la cizaña.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?» Él les dijo: «Un enemigo lo ha hecho.» Los criados le preguntaron: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?» Pero él les respondió: «No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: ‘Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero’.» El trigo y la cizaña crecen juntos y se parecen, así como petistas y bolsonaristas y hoy se define quién irá al horno.
En nuestros pagos la diferencia es que no hay trigo, solo cizaña, por eso no podemos compararnos un ápice con ellos. Como cuenta ese viejo chiste sobre nuestro país, aquí no se puede filmar ningún western porque todos son bandidos y no hay un solo honesto para que haga el papel del sheriff.
Volviendo al comienzo, hubo alguien que le puso en su lugar al soberbio Henry Kissinger, fue su paisana ucraniana Golda Meir, a la sazón primera ministra de Israel cuando aquel fue de visita a Tierra Santa. Una vez allí, Golda le invita a su casa a tomar el té al paisano y este le aclara a la anfitriona que no se confié demasiado porque aún siendo circunciso, estaba allí primero como canciller norteamericano y luego como judío, a lo que ella le respondió que le parecía muy bien, porque en Israel, donde se habla y escribe hebreo, ambas cosas se hacen de derecha a izquierda, de modo que para ella, él, primero era judío y luego canciller del imperio y como tal lo iba a tratar en su casa ya que no estaban en el despacho de la primera ministra. ¡Hembra dijo la partera carajo! Pobrecito anga Henry, en verdad Heinz, su nombre de nacimiento.
Y hablando de nombre e Israel, Jair Mesías, notable, como El Salvador y su presidente, lo más parecido a Jesús que hay en la Tierra, quien nació en Belén de donde viene su familia paterna, ciudad que hoy día está dentro de los límites de la Autoridad Nacional Palestina.
Mesías quiere decir ungido, los reyes de Israel también eran ungidos para gobernar con aceite especialmente preparado para ello y que contenía cannabis, mal que les pese a los hipócritas.
«Habló más Jehová a Moisés, diciendo: Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de CÁLAMO AROMÁTICO doscientos cincuenta, de casia quinientos, según el ciclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.» Éxodo 30:23
Lo que está en mayúsculas en hebreo está escrito como «kaneh bos», en griego kannabus y en latín cannabis según la lingüista polaca Sula Bennet, así que déjense de joder.
Finalmente, pueblo de falsos cristianos, vayan a misa o donde puta fuere y pidan de corazón al único Dios que vuelva a ungir a Jair Mesías Bolsonaro como presidente de la República Federativa del Brasil para bien de toda América Latina.
Feliz Domingo