Desde antes de las elecciones vengo publicando cómo se ha instaurado una campaña deshonesta contra Trump. Incluso el fraude electoral ha quedado impregnado como un imperativo moral: Trump era tan malo que era moralmente justificable hacer lo que sea para ‘despresidenciarlo’, incluso ahora, ya estando fuera de la presidencia buscan inhabilitarlo contumazmente con un Juicio Político inconstitucional.
Molly Ball, la biógrafa de Nancy Pelosi, publicó en la revista TIME (4/2/2021) un artículo con el título The Secret History of the Shadow Campaign That Saved the 2020 Election (“La historia secreta de la oscura campaña que salvó las elecciones en el 2020”). En el artículo Ball confirma que Trump tenía razón y que los grandes poderes conspiraron para lo que ella llama “salvar la democracia”, irónicamente yendo contra la democracia.
Sostiene Ball que “un poderoso grupo de personas… han trabajado juntas detrás del escenario para influenciar sobre la percepción, cambiar reglas y leyes, manejar la cobertura mediática y el control de lo que fluía…”. Para la moral de Ball, no estaban trampeando en las elecciones, solo estaban fortificando lo que el público necesitaba para asegurar la “democracia” en Estados Unidos.
La Big Tech (Facebook, Google, Twitter, etc.), en complicidad con los grupos agitadores de izquierda y las grandes empresas y bancos de Wall Street (la Cámara de Comercio), han trabajado juntos para lograr imponer su agenda.
En noviembre de 2019 Mark Zuckerberg (Facebook) invitó a una cena en su casa a nueve líderes activistas de los derechos cívicos, entre ellos Vanita Gupta, quien también se reunió con Jack Dorsey (Twitter), y ahora fue nombrada y ya es parte de la administración Biden. En julio de 2020 Google inició una campaña de censura contra las propagandas “engañosas”, y a dicha campaña se sumaron Facebook y más tarde Twitter. A partir del 9 de octubre de 2020 Twitter inició su lucha contra la “desinformación” electoral.
Todo lo que tenía que ver con la conexión entre Biden y China fue censurado o simplemente lo han hecho desaparecer. Según la encuesta de MRC 4,6 % de los que votaron por Biden no hubieran votado por él de haber conocido el escándalo que involucraba a Hunter Biden. Biden “ganó” las elecciones por un margen de 4,4%.
La campaña de censura y desinformación adquirió dimensiones nunca antes vista. Prácticamente, el monopolio mediático inició una campaña contra Trump, equiparando, al único presidente americano de las últimas décadas que no inició ninguna guerra, con Hitler y tomándolo como un peligro nuclear. Además de esa campaña sucia, se han encargado de eliminar o silenciar cualquier noticia contra Biden.
Mark Zuckerberg estuvo además directamente involucrado con la campaña del voto por correo. Donó más de $ 300 millones para facilitar la infraestructura y la logística, y así también influenciar en la distribución demográfica de las campañas.
Los grupos radicales de la izquierda violenta, como Antifa y BLM han generado un ambiente caótico que ha hecho destrozos en muchísimas ciudades de Estados Unidos. Lo irónico también es que las grandes empresas globalistas (del 1 % del 1%) han ayudado a los grupos de izquierda (que tradicionalmente son los que siempre se manifiestan contra del 1 % de los que manejan las riquezas.
En síntesis, la revista TIME no solo ha demostrado que han podido hacerlo, sino que ahora pueden incluso ganar dinero contándolo. No solo fue posible que estos grupos del establishment global cambiaran el destino de unas elecciones, sino que sin problemas lo justifican moralmente. Literalmente admiten que han torcido las elecciones para así salvar a la democracia (cosa que no es extraño, ya que hoy día hay quienes defienden la idea de una democracia sin el ‘demos’ [pueblo]).
En un artículo, “Globalismo, punto sin retorno”, publicado ayer en InformatePy, Milva Gauto advierte que los globalistas nos van llevando hacia un punto sin retorno. Se basan, según Milva, en una ‘estrategia fabiana’ para arruinar a países enteros y así someterlos aún más.
La ‘estrategia fabiana’ es la utilizada por Quinto Fabio Máximo, que en su lucha contra Aníbal en la Segunda Guerra Púnica, presentó una estrategia de agotamiento de recursos, conocida más tarde como ‘estrategia fabiana’.
Fabio se negó a presentarse en las batallas contra Aníbal y en su lugar iba retrocediendo y así desgastando y dejando sin recursos al ejército del invasor. Esa sería la misma estrategia que usaron los rusos tanto contra Napoleón como contra Hitler. Hoy, en el campo de la política internacional, podemos ver cómo países enteros son despojados de sus recursos naturales más ricos y se ven obligados a depender de créditos internacionales. Quién diría que Cuba se quedaría sin azúcar, o que Venezuela, a pesar de tener una de las reservas más grandes de petróleo, se quedaría sin combustible, o que Argentina se quedaría sin carne…
La nueva política de Biden ha generado solo 49 mil empleos en enero. El país se ve obligado ahora a prestar más dinero para implementar sus políticas sociales.
En Paraguay se ha venido implementando una política globalista desde hace ya un tiempo. La deuda ha subido exponencialmente. Nuestra deuda antes del Golpe del 89 era de $ 1.900 millones y a pesar de la corrupción muchísimas obras de la era de Stroessner han quedado. 32 años después no se ha hecho ninguna obra significativa; sin embargo, nuestra deuda ha aumentado a $ 12.000 millones, siendo el gobierno de Marito el que más nos ha endeudado. Pronto vendrán también a quitarnos nuestros recursos energéticos y nuestra producción agrícola si dejamos pasar ese punto sin retorno.
Link del artículo del TIME
https://time.com/5936036/secret-2020-election-campaign/
Por Alan Redick para El Nacional