Decenas de miles de manifestantes en distintas ciudades europeas se están haciendo oír por sus gobiernos en una abierta oposición a la posibilidad de un nuevo confinamiento con la excusa del Corona Virus.
Las protestas mas significantes (y más violentas) se están llevando a cabo en los Países Bajos en varias ciudades, incluida La Haya. También, hubo y hay protestas en Viena, Copenhague, Munich, Paris, Madrid y, por supuesto, ningún medio te va a contar que esto está pasando.
Tampoco te van a contar que mientras ellos te asustan con el COVID: 8.500 niños mueren cada día de hambre, 4.5 millones de personas son víctimas de la explotación sexual, 2.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, que uno de cada 12 niños/as es explotado laboralmente o que hay actualmente 22 millones de refugiados en todo el mundo. No te lo van a decir porque ellos tienen asegurado su porción de torta; los dueños de los medios se hacen ricos y sus empleados cobran por el precio que pusieron a sus conciencias.
Otros de los temas que no tocan los medios de prensa tradicionales es el de la próxima pandemia: la Salud Mental de la Población. Los efectos psicológicos, sociales y neurocientíficos del confinamiento están siendo explorados en las diferentes partes del mundo. El aislamiento social repercutirá severamente sobre el bienestar general, provocará un aumento de la ansiedad, la depresión, el estrés y otros sentimientos negativos.
El mundo, tal vez, se encamina a una revolución que se presenta como una clara oposición a los intentos de los gobiernos de ir eliminando paulatinamente los derechos de la población. Tanto así, que ya circula una convocatoria de la desobediencia civil en todo el mundo para este 01 de febrero.
Las personas nos hemos convertido (o nos han convertido) en simples aficionados de la realidad televisiva, dejando de lado el protagonismo que históricamente hemos tenido como ciudadanos, algo muy peligroso a todas luces, puesto que son otros quienes definirán como, donde, y cuanto viviremos.