Las firmas de órdenes ejecutivas del presidente Joe Biden ya empiezan a mostrar daños colaterales. La muestra más palpable de ello estuvo en la eliminación de 52.000 empleos estadounidenses tan solo en el primer día de su gestión. Dicha cifra no puede ignorarse en un país que lucha contra el desempleo provocado por la pandemia del coronavirus.
Con un plumazo, el mandatario estadounidense ocasionó también el recorte de millones de dólares en salarios, como consecuencia de estas acciones. Un resultado que vino por un dictamen reflejado en el paquete de 17 órdenes ejecutivas que firmó Biden este miércoles.
Se trata de la orden de revocar el permiso presidencial para el proyecto de extensión del oleoducto Keystone XL, una obra multimillonaria con financiación privada que abarca Estados Unidos y Canadá. Según los informes de la Asociación de Oleoductos (AOPL, en inglés) bloquear esta construcción costará 10.000 puestos directos de trabajo en Estados Unidos. Del mismo modo, sacará 2200 millones de dólares en nómina de los bolsillos de los trabajadores estadounidenses.
El alcance de la medida no llega solo hasta allí. También estarían perdiéndose 42.000 empleos adicionales que se generaban de manera indirecta, de acuerdo con un estudio del Departamento de Estado, encargado durante la administración de Obama, cuando Joe Biden era vicepresidente.
De la misma forma, este paso que frena el desarrollo de dicha iniciativa transfronteriza, actualmente en construcción entre Alberta (Canadá) y Nebraska (EE. UU.) irónicamente puede conducir a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Una preocupación que el propio Biden ha querido hacer ver como prioridad, al volver al Acuerdo Climático de París, regreso que se hará efectivo en un mes.
Sin embargo, la AOPL sacó un claro argumento a relucir: «El análisis del gobierno muestra que los gasoductos emiten menos GEI cuando realizan sus entregas, en comparación con otros modos de transporte. Negar la construcción del oleoducto Keystone XL significa que gran parte de ese petróleo crudo viajará en tren o camión, produciendo mayores emisiones de GEI, más contaminación del aire y más congestión del tráfico».