Mientras los campesinos son amos y señores de las calles de Asunción, el ministro del interior, Euclides Acevedo, mira para otro lado y busca ocultar su incompetencia como lo hace siempre, con eufemismos, oscureciendo sus palabras para parecer esclarecido.
A contramano de toda lógica republicana, el ministro Acevedo despeja la ciudad para que los automovilistas que deben llegar a sus lugares de trabajo no molesten a quienes se manifiestan en las calles pidiendo subsidios que, curiosamente, pagarán aquellos que hoy no pueden desarrollar normalmente sus actividades.
Al Asumir su gestión afirmó que no permitiría que se vulnere el derecho de terceros a circular y advirtió que no acataría los cierres de rutas y calles en su gestión
Necesitamos un ministro, charlatanes de feria… ya hay muchos en este gobierno.