Una sucesión de ataques terroristas en Francia, dejan palmariamente demostrado que no se trata de casos aislados, de “Lobos Solitarios” como los llaman los medios de comunicación; se trata de acciones coordinadas que marcan que la “guerra contra occidente” ya comenzó.
Como respuesta, su acaso podemos llamarla de ese modo, occidente optó la pasividad a la que obliga la corrección política: “no ofender a los musulmanes” y no responder a las “ofensas de los musulmanes”; han hecho de Europa un lugar ajeno a los propios europeos. Independientemente de los atentados de esta semana en Francia, casi a diario vemos videos en las redes sociales donde los inadaptados agreden a mujeres y hombres que no se adaptan a “sus costumbres”, siendo que ellos mismos escaparon de aquellos países donde si son tradiciones aquellas acciones o actitudes.
En el año 2010, la Canciller Alemana, Angela Merkel, avisó en una reunión de su fuerza política que: “la idea del multiculturalismo como la simple convivencia pacífica de personas con diferentes raíces culturales no estaba funcionando en Alemania”. Esta señal de la Canciller, fue desoída por sus pares y, más temprano que tarde, notarán que ya nada pueden hacer para remediar la situación y se volverán extranjeros en su propia tierra.
Macrón, comprendió tarde lo que se avecinaba y hoy paga las consecuencias. Las acciones tomadas hasta el momento por el gobierno francés, se reducían a llamar “áreas sensibles” a aquellos sectores del país donde regía la “sharia” en lugar de las leyes francesas, evitando en todo momento llamar a las cosas por su nombre.
Hoy, la República Francesa tiene censados a 5.7 millones de musulmanes sobre un total poblacional de 67 millones. Es decir, el 8.5 % de habitantes en suelo francés son musulmanes. Considerando las tasas de natalidad de la población musulmana y la de los franceses, en algunos años más, Francia será gobernada por los musulmanes y la “sharia” será la ley.
Europa y el mundo occidental en general debe comprender, y rápido, que se debe combatir esta ideología criminal que evita a toda costa el diálogo racional y constructivo; las probabilidades de éxito en un diálogo con el yihadismo son nulas; porque como afirmara Voltaire: “Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es incurable”.
ND