Toda la semana, a partir de la difusión de unos vídeos del circuito cerrado del PLRA en la fatídica noche del 31 de marzo de 2017, se estuvo debatiendo la capacidad moral de determinados periodistas para brindar determinadas noticias pero, en todo este debate nunca apareció la verdad.
Que el joven militante del Partido Liberal murió de un disparo policial, a esta altura de los acontecimientos no está en discusión, es un hecho. Todos vimos el video de ese día y todo lo que aconteció dentro del edificio pero, tres años después, descubrimos que hubo una serie de sucesos desconocidos hasta ahora.
Nuevos videos que ahora vieron la luz, nos permiten observar a dirigentes del Partido Liberal que aparentemente están plantando evidencias en la escena del crimen. También, se puede ver al hijo de Efraín Alegre y al previsible Stiben Patrón llevándose computadoras del lugar.
Los dirigentes del PLRA argumentan que llevaron los equipos para evitar que la misma policía que había asesinado a Quintana se llevara los videos del circuito cerrado. Es curioso puesto que, si Stiben Patrón y la fruta del árbol de Efraín (evidentemente cayó cerca como marca la ley) hubiesen escondido las CPU con las imágenes del circuito cerrado ellos nunca hubieran sido filmados, el CCTV estaría desactivado. ¿Acaso no pensaron en eso antes de salir a decir sandeces en los medios de prensa y en las redes sociales? ¿O acaso consideran que somos todos estúpidos y nadie notaría el “pequeño detalle”?
Esto, la difusión de los videos y la consecuente duda generada acerca de algunos de los sucesos de esa noche, lanzaron a los opinólogos, expertos en todología, a calificar la moralidad de los comunicadores que dieron a conocer las imágenes. Entre los epítetos más leídos se destaca el de “periodistas de mierda, de un programa de mierda”. Tal vez, quien sabe, tengan razón y “El Repasador” sea un programa de mierda, no lo sé porque, finalmente, estas cuestiones quedan a juicio de quien los mira o los deja de mirar. Ahora, dejemos los epítetos de lado y discutamos los hechos señores, finalmente se trata de eso.
Volvamos al inicio. ¿Rodrigo Quintana murió de un disparo policial? Si. ¿Olga María Paredes y demás adláteres plantaron pruebas en la escena del crimen? Si. Estos son hechos, no especulaciones ni consideraciones personales acerca de cuan mierda deja de ser un periodista o un programa.
El progresista promedio, huye de las evidencias, estas no importan, lo único que importa es SU VERDAD, y solo eso. Por eso, siempre es importante emplear el método Socrático de la Mayéutica para poner en evidencia la estupidez del rival aunque, convengamos, Stiben Patrón no es rival para nadie. Él solo conoce una forma de tener razón… el insulto, la argumentación Ad Hominem. Es un periodista de mierda entonces no tiene razón. No se le cae una idea al muchacho. Pero bueno, para su desgracia, déjeme decirle, estimado Stiben, que si quiere tener razón pruebe con los hechos o, si eso se le dificulta, pruebe con leer “Dialéctica erística o el arte de tener razón, expuesta en treinta y ocho estratagemas” del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, aunque sospecho que se le dificultará aún más.
Todo lo que pase a partir de ahora en este caso, es a favor del suboficial Gustavo Florentín y responsabilidad de los jóvenes liberales que intervinieron en este asunto porque, aunque no les guste, la duda siempre beneficia al reo.
ND