Quienes seguimos paso a paso el debate y la posterior aprobación del proyecto de ley del Senador Sergio Godoy donde se plantean topes salariales y el recorte de gastos superfluos en los entes del estado, tal vez, sin darnos cuenta, presenciamos los últimos estertores de la vieja política.
En un momento del debate, cuando el experimentado senador Calé Galaverna exponía sus razones para votar en contra del proyecto y asegurando que muy probablemente se trataba de una conspiración para “desestabilizar la administración del gobierno”; entra en escena el proyectista, quien aparentemente había dejado abierto su micrófono mientras conversaba con alguien de su entorno que se hallaba junto a él, y afirmó: “Claro que es una conspiración, una conspiración contra la clase privilegiada”.
Estas palabras del senador Sergio Godoy calaron hondo en el concepto de política de Juan Carlos Galaverna, quien le replicó: “Me encanta que vos sos hombre de pueblo, me encanta que Godoy, hombre de pueblo, venido de las raíces populares del coloradismo, de una militancia casi incomparable en las bases partidarias, con presencia impresionante en las seccionales, vibrando con las necesidades populares, ahora hable de que está conspirando contra las clases privilegiadas”, para terminar espetándole: “Qué ganas de decir que te vayas a la puta por cínico y por mentiroso, pero no lo puedo hacer por guardar las formas”.
Estas palabras, las del senador Galaverna, resonaron en la sociedad como un edificio derrumbándose, escuchamos caer piedra sobre piedra una construcción política que a Calé le llevó más de 30 años levantar y que en pocos segundos terminó en el suelo.
Probablemente, este exabrupto de Juan Carlos Galaverna finalmente no sea producto de este proyecto de ley en particular, seguramente le molesta, más que nada, no haber sabido (tal vez por primera vez) leer el humor social.
ND