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El cambio no siempre es la panacea

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El 4 de noviembre del 2008, alrededor de 70 millones de estadounidenses votaron por Barack Obama para presidente de los EE. UU. La principal consigna de su campaña fue: «Cambio». Los norteamericanos se dejaron seducir por ese eslogan, pero jamás pensaron que ese cambio era, en realidad, el avance del comunismo en las instituciones republicanas.

Unos años antes, el 19 de noviembre del 2005, casi 4 millones de bolivianos acudían a las urnas. De las ocho fuerzas que se presentaron a la contienda electoral, el Movimiento Al Socialismo, con Evo Morales y Álvaro García Linera como candidatos, obtenía el 53.72% de los votos ¿Cómo lograron tan abrumadora victoria?

Primero, destrozando el país desde finales de los años 90, y conspirando contra los gobiernos de Hugo Banzer, Jorge Quiroga y Gonzalo Sánchez de Lozada. Segundo, el Foro de Sao Paulo puso a funcionar toda una maquinaria propagandística ―que incluía a muchos periodistas y medios de comunicación― para posicionar a Morales como el representante del «cambio».

En Bolivia el cambio significo la destrucción de la República, el debilitamiento de la institucionalidad democrática, y la suplantación de la política por el crimen organizado. Todo eso con dramáticas consecuencias para la propia ciudadanía. Por ejemplo, en el Índice de Seguridad y Policía Bolivia ocupa el puesto 114 entre 127 países de la región, eso nos deja como uno de los lugares más peligrosos del mundo. Ni hablar de la economía, que hoy mismo se encuentra al borde del default.

El 19 de diciembre del 2021, Gabriel Boric fue elegido presidente de Chile ¿Cuál fue su principal slogan de campaña? «Súmate a cambiar Chile»

Obviamente, el cambio consiste en acabar con las instituciones republicanas ―las que considera herencia de Pinochet―, destruir el sistema de pensiones y modificar la constitución. Es decir, el mismo libreto del Foro de Sao Paulo que se aplicó en Bolivia, Perú y Venezuela.

Las elecciones de Colombia se avizoran como históricas. Pues una fuerza de izquierda, liderada por Gustavo Petro, aparece como favorita. ¿Ya cayó en cuenta de la principal consigna? Por si no lo hizo, se la comparto: «el cambio por la vida».

De darse una victoria de Petro, sería la primera vez que un candidato perteneciente al Foro de Sao Paulo gane elecciones en Colombia. 

Análogamente a Bolivia, Perú o Chile el cambio ofrecido por Petro es la expropiación de los ahorros individuales de largo plazo de la ciudadanía, la prohibición de nuevas exploraciones petroleras, o en su caso la estatización al estilo de Bolivia y Venezuela, y la pretensión de quedarse en el poder eternamente (previa modificación de la constitución).

Daniel Raisbeck, analista de políticas públicas para América Latina del Cato Institute, en una entrevista con El American dijo lo siguiente:

«Un triunfo de Petro significaría el fracaso de la piedra angular de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina. Además, La potencial presidencia de Gustavo Petro significaría el fin de la alianza con Estados Unidos y el ingreso de Colombia al eje de La Habana, Caracas y Managua».

Por su parte, Joseph Humire, experto en seguridad global, plantea que China, Rusia e Irán promueven una «Gran Colombia» ―obviamente, dirigida por ellos― para terminar con la hegemonía geopolítica de los Estados Unidos en Sudamérica.

Como vemos, las elecciones en Colombia son vitales para la sobrevivencia de las pocas libertades que todavía quedan en la región.

Queridos colombianos cuidado que el cambio signifique caer en la peor de las tiranías.   

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