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Honduras: Rumbo a las presidenciales con un país en crisis profunda

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Esta es la segunda ocasión que me refiero a Honduras, en la anterior oportunidad hice un análisis general de la situación política-institucional, económica y socio-histórica del país en los últimos años. Por ello, hoy me centraré más en la coyuntura presidencial, el contexto actual y los desafíos que como sociedad le depara al país grancaribeño en futuro inmediato.

Además del buen ron y café, infelizmente Honduras es conocido en el mundo en gran medida por formar parte del llamado “Triángulo del norte”, conformado por El Salvador, Guatemala y desde luego Honduras. Ese espacio geográfico constituye un nodus problemático para la esfera de seguridad de los Estados Unidos por dos poderosas razones: el crimen organizado trasnacional que se expresa violentamente a través de Las Maras e instrumentalmente a través del lavado de dinero y; como fuente de fuertes oleadas de migrantes ilegales, todo ello bajo un contexto político-institucional de un Estado frágil asolado por una espesa sombra de corrupción, que lo ubica fácilmente en la casilla de mafiocracia.

Dentro de este contexto está la campaña presidencial ya en recta final, los candidatos con más opciones destacan: la abanderada castro-chavista Xiomara Castro, esposa del autoritario gobierno de Manuel Zelaya derrocado el 2009 y gran favorita de las cadenas izquierdistas internacionales como EuroNews, Telesur, France24 y hasta EFE. Luego el oficialista (Partido Nacional de Honduras) Nasry Asfura considerado títere del narco-gobierno de Juan Orlando Hernández, el anarquista y periodista Salvador Nasralla y tal vez la opción moderada o alternativa representada por el empresario Yani Rosenthal del Partido Liberal.

Básicamente, Honduras deberá decidir entre tres grandes opciones: el continuismo del Partido Nacional de Honduras que inició con Porfirio Lobo el 2010, seguido por Hernández cuya gestión si bien es cierto que ha respetado la propiedad privada, el modelo capitalista y más o menos las formas democráticas, ha conducido al país a un verdadero estancamiento económico y nula gestión frente a los males que agobian a esta sociedad como la violencia y la pobreza, peor aún, su gobierno está bajo fuertes indicios de cooperación directa con el narcotráfico, al extremo que el propio hermano del actual mandatario, purga pena de cárcel en Nueva York.

De tal manera que una tercera victoria del oficialismo, resulta lesivo al principio de la alternancia, condición esencial en un sistema democrático verdadero, amén que sentaría las bases para un seguro encubrimiento y salvación de Juan Orlando Hernández en caso de ser requerido por la justicia estadounidense.

Luego, las opciones izquierdistas, la castro-chavista de la mano del derrocado Manuel Zelaya a través de su esposa, con su típica propuesta de acabar con la pobreza vía programas estales, pero en el fondo sólo busca llegar al poder para revivir su truncada autoritaria agenda de 2009 y calcada al carbón del modelo castro-chavista trazada en La Habana e implantado a sangre y fuego en Venezuela: Constituyente, “renovación de Poderes” y por supuesto, perpetuación en el poder, como Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua.

Otra opción dentro de la misma tónica izquierdista, vinculado en el pasado con el modelo bolivariano, es justamente Nasralla, a quien le robaron la elección presidencial el 2017, es un candidato ciertamente muy crítico, de discursiva volcánica, aunque de ideas caóticas y muy errático, en esa ocasión se quedó rezagado en la carrera presidencial por lo que está virtualmente sin posibilidad alguna de victoria.

Para cerrar, Rosenthal del tradicional Partido Liberal, auto-considerado “de centro” y según la prensa progresista internacional es un partido “derechista”. Esta figura también viene de la clase política hondureña reciente, dado que tanto su padre como el mismo Yani Rosenthal han ejercido en diversas ocasiones cargos en las esferas gubernamentales, ha centrado su campaña en su experiencia empresarial que pueda reproducir en el gobierno para atender con eficacia la crisis económica y la pobreza, una especia de Sebastián Piñera versión caribeña, aunque es otra de las candidaturas que luce un tanto rezagada. En fin, la mesa está servida y pronto los hondureños les tocará decidir en esta cita histórica el rumbo de sus destinos.

Autor

  • Nahem Reyes es doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello y miembro asociado del Centro de Estudios de América de la Universidad Central de Venezuela. Analista político

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