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El totalitarismo se apodera de los Estados Unidos

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Joe Biden, en uno de los pocos momentos de lucidez que tuvo en los últimos tiempos, alcanzó a dar un discurso en el “Independence Hall”. Esta vez, se trató de un discurso cargado de odio, secesionista desde cualquier punto de vista y totalitario.

A lo largo de ese discurso se dedicó a atacar y amenazar al ex presidente Trump y con él, a todos los partidarios del movimiento de ex presidente, MAGA (Make America Great Again) “Son un peligro para la democracia y no respetan la ley” Alcanzando con estas palabras, un punto de no retorno.

Con estas palabras, “Son un peligro para la democracia y no respetan la ley”, Biden cargó contra la mitad del pueblo estadounidense, haciendo foco en el supuesto peligro que Trump y sus seguidores representan para la democracia de los Estados Unidos.

El momento elegido, y el escenario, tampoco es menor. Apenas faltan dos meses para las elecciones de medio término y todas las encuestas serias dan a los Republicanos como favoritos para recuperar muchas gobernaciones y retomar el control del Congreso, lo que arruinaría los planes de Biden de arruinar a los Estados Unidos.

El discurso estuvo bien planificado en términos del mensaje que buscaba dar, cargar de odio al 50 por ciento de los americanos contra el otro 50 por ciento, y el escenario mucho mejor planificado. Abandonó el azul característico del Partido Demócrata y, rodeado de dos escoltas de uniforme que agregaban dramatismo, el escenario se pintó de un rojo sangre muy efectivo visualmente.

Este escenario se complementa con las acciones tercermundistas de los organismos oficiales americanos. Un FBI que se convirtió en el organismo de inteligencia del régimen que se instauró en la Casa Blanca. Allanaron a Trump, encarcelaron candidatos y militantes republicanos, ocultaron computadoras que comprometerían a Biden y a su hijo Hunter, encarcelaron a quienes poseían el diario donde Ashley Biden, hija del actual mandatario, relataba los diversos abusos sufridos a lo largo de su vida.

El allanamiento en la residencia de Donald Trump marcó un antes y un después en la democracia norteamericano que, si no ha muerto ya, agoniza irremediablemente. Lo único que encontraron fueron documentos desclasificados, pero el daño ya estaba hecho. Con ello, buscarán avanzar en la pantomima de la “Comisión 6 de enero”, encabezada por Nancy Pelosi y con miembros elegidos por ella misma y con la única condición de odiar a Trump.

En esa comisión todo está dicho, las sentencias ya están escritas y todas dicen culpable, en este sentido, nada que envidiarle a los tribunales de justicia de cuba, Venezuela o Irán. No hay derecho a la defensa y, mucho menos, debido proceso.

El único objetivo de esta comisión es declarar culpable a Donald Trump y proscribirlo para evitar que gane las elecciones del 2024.

De todos modos, nobleza obliga, hay que decir que esta movida no es exclusividad de Partido Demócrata. Son los miembros del «Partido del Statu quo» quienes se han dado de la tarea de acabar con la democracia en los Estados Unidos. En este partido encontraremos a los Biden, los Obama y a los Clinton, pero también a los Bush.

Lo preocupante de esto, es que la gran mayoría observa impávida como derrumban desde sus cimientos a la democracia americana, democracia que con defectos y virtudes, ha sido el faro de la sociedad occidental.

La guerra hoy es frontal, pero no es contra Donald Trump, él es apenas un símbolo de lo que quieren destruir y no creo que esto termine bien, pareciera ser que la cosa es a “todo o nada”.

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