Analisis
Salomón y el burro
Publicado
hace 3 añosen
«En cualquier país, el interés del gran conjunto de la población estriba siempre en comprar cuanto necesite a quienes más barato se lo venden». Esta afirmación es tan patente que parece ridículo tomarse el trabajo de demostrarla; y tampoco habría sido puesta jamás en tela de juicio si la retórica interesada de comerciantes e industriales no hubiese enturbiado el buen sentido de la humanidad. En este punto, el interés de esos comerciantes e industriales se halla en oposición directa con el gran cuerpo social. Adam Smtih, «La Riqueza de las Naciones».
Esto está resumido, hay más texto al respecto y los detalles son fabulosos, pero no quiero cargarle mucha arena a vuestros camioncitos, no sea que se desperdicie. Oscar Acosta les puede ampliar luego en algún momento.
Identifiquemos y actualicemos a los actores de este precioso párrafo escrito por el escocés. Comerciantes e industriales, empresarios y la UIP o cualquier colegiado u organización de mercaderes que haya por ahí. Todos estos, de alguna manera, irónica y contradictoriamente, buscan protegerse de la competencia, muchas veces bajo el amparo del Estado, la organización mafiosa más grande de todas, el paraguas de esas más pequeñas.
Como bien dijo Calé Galaverna alguna vez y para siempre: «El 90% del llamado empresariado en este país, y temo quedar corto, tiene su eje de progreso en fatos con el Estado». De ninguna manera son empresarios ya que carecen completamente de las características esenciales de los tales, a saber; arrojo, coraje, inteligencia, astucia y bastante disciplina para trabajar así como cierta ética. Ni aún con todas estas condiciones llegaran muy lejos sin algo de conocimiento y creatividad. De modo que, se puede afirmar sin temor a equívocos que en el Paraguay prácticamente no existen empresarios, solo fateros, o sea, bandidos, esto incluye a bandidas también y no en el sentido sexual porque ahí no le roban a nadie, es un acto consensuado, gratis o pagado. Las putas existieron siempre, se dice luego que es la primera profesión.
Hay sí mucha gente que trabaja y procura progresar, pero hasta ahí, las circunstancias no le ayudan por lo citado más arriba, por el contrario, los intereses de los fateros enturbian el buen sentido de la paraguayidad y se hallan en oposición directa con el gran cuerpo social; el pueblo.
El Estado, nuestro enemigo, ocupa un lugar tan grande que no deja ni pasar, apenas respirar. Elefantiásico, paquidérmico, voraz, cada vez come más y no deja comer, chupa casi toda la energía laboral de la gente a través de impuestos y regulaciones para mantener en gran parte el parasitario ejército enemigo del pueblo, los casi medio millón de gusanos públicos, este es el verdadero EPP, enemigos del pueblo paraguayo. El crimen organizado es el Estado, encima legalizado, y aquellos rebeldes guaú en el norte, son como los karajá nunca salen del campo, totalmente funcionales al gobierno de turno que los usa para distraer la atención de tanto en tanto cuando las papas queman.
Las heces del diablo
El Paraguay no produce petróleo pero nos gusta andar en coches y tenemos muchos, demasiados quizás, entonces, debemos importarlo todo, si no, andar en bicicleta y dejar los automóviles y ahorrarnos el 100% destinado al combustible o hacer algo muy audaz y generar nuestras propias fuentes de energía y no precisamente la mierda del diablo (devil’s shit se le dice al petróleo en la jerga del ramo, esto me lo contó Clari Arias) si no de otras materias como el agua a través de la combustión del hidrógeno o del ka’a mediante el proceso de pirólisis, los cuales, son muy posibles de llevar a cabo pero no en un pueblo con tan poco pienso y de nulo coraje.
De ahí que nos resta, en este estado actual de cosas, comprar naftas de quien más barato nos vende y mejor aún si negociamos por algo que ellos necesitan y les saldría mucho más caro producir que a nosotros, como es el caso de la carne paraguaya, tanto la de cuatro como la de dos patas, hablando de putas, aunque las venezolanas son muy bellas, no sé si tan putas. ¡Aitá!
El encuentro
En esta semana se produjo un encuentro muy interesante entre diputados venezolanos quienes vinieron a nuestro país a negociar su reingreso al Parlasur y senadores paraguayos.
“Vamos a recibir a unos diputados venezolanos y aprovechar la oportunidad para plantear que Venezuela nos vuelva a vender combustible”, dijo Cachito Salomón a la prensa.
Me parece excelente que colorados y frentistas se pongan de acuerdo para ver la posibilidad de importar petróleo venezolano el cual costaría mucho menos que cualquier otro y por la distancia también el flete. Sean los unos conservadores y los otros de izquierda, primero son paraguayos, luego vienen las diferencias ideológicas y en este momento urge una solución nacional al grave problema de los demenciales precios que la ciudadanía paga por las naftas para el diario trajín de ganar su sustento, esto se ha vuelto un suplicio con la carestía del puto petróleo y estoy seguro que muchos compatriotas están llegando a un limite donde tienen que decidir entre comer o cargar combustible. O sea, les sale más caro ir a trabajar que trabajar para ganarse el pan.
«Paraguay tiene una necesidad de conseguir hoy combustible más barato y Venezuela nos puede dar esa posibilidad de comprar», así dijo quien lleva como apellido el nombre del rey más sabio. Lean nuevamente el primer párrafo de este artículo. Salomón se mostró a favor de un cambio de posición frente a la nación bolivariana si es conveniente para el país. Aplausos, así actúa un representante del pueblo. El senador aseguró que escucharán la posición de los diputados venezolanos y aprovecharán para hablar del impasse que hay entre Paraguay y Venezuela y sentenció: «Yo hablo desde el punto de vista de la conveniencia, no podemos cerrar nuestras puertas”. Say no more, Cachito for president.
Y es aquí donde entra el presidente más estúpido de la historia paraguaya, el peor de todos; corrupto, traidor y pusilánime. Cipayo, anti paraguayo y tembiguai, un pokyra de los gringos con su esposa lavandera, el hijo de un burro que salió más burro aún. Maldito, resentido, lleno de odio hacia el Paraguay porque nos burlamos de su padre durante 30 años, es nuestro peor enemigo, sus iniciales son MA, mierda ambulante, catrasca, cagada tras cagada desde que asumió, este pelotudo me recuerda a Hannah Arendt quien escribió sobre la banalidad del mal cuando descubrió que Adolf Eichman, uno de los principales ejecutores del Holocausto Judío no era un monstruo maléfico ni una bestia satánica si no un oscuro eslabón en la maquinaria genocida de los Nazis, tenía poco jugo, era poca cosa, no era lo que se esperaba. Sin embargo, el daño que causó no tiene paragón en la historia. Marito Eichmann salió y dijo con respecto al petróleo venezolano: “De ninguna manera”. “No mientras Nicolás Maduro sea presidente” a quien desconoce como tal y considera a Juan Guaidó como presidente interino. ¿Habrase oído semejante rebuzno en toda la historia paraguaya? Así cuida los intereses del Paraguay, por eso estamos secos los 365 días del año. A no olvidar el paquete anti-lavado que fue lo primero que propuso para fundir la economía.
“Paraguay no tiene relaciones con Venezuela” rebuznó aún más el burrazo.
En enero de 2019, gracias a este imbécil, Paraguay decidió romper relaciones diplomáticas con Venezuela y desconocer el mandato del presidente Nicolás Maduro. Como bien manifestó uno de los diputados venezolanos a un cronista: «A ver si Guaidó puede mandarles un litro de combustible aunque lo consideren presidente». Por su puesto, se refirió al asno.
Afirman ciertos teólogos que el rey Salomón llegó a entender el lenguaje de los animales sobre los cuales disertó como escrito está en 1 Reyes 4:33, pero no creo que el Presidente del Congreso, Cachito Salomón llegue a entender lo que dice el burro Marito, presidente de la República para desgracia de los paraguayos.
Creo que es muy necesario aplicar el mandamiento escrito en Deuteronomio 23:10: «No ararás con buey y con asno juntamente», por Dios, liberémonos de este asno para poder arar con el buey.
Shabat Shalom