Analisis

Occidente: el abismo o la salvación

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Occidente, que alguna vez fue la meca de la libertad basada en la disuasión de sus enemigos, se ha convertido hoy, en la región más débil del planeta.

Divide y vencerás o divide y reinarás, como prefiera el lector; es decir, ganar el poder y mantenerlo a través de la fractura de los rivales ha sido la estrategia política que han utilizado los grupos de poder a lo largo de la historia para llevar adelante sus planes.

Hoy, los divididos sobre los que reinan somos nosotros. Atacaron nuestros valores, nuestras creencias, nuestras costumbres y tradiciones y todos los aspectos que conformaban nuestra identidad y nos hacían ser lo que éramos.

Desde la revolución norteamericana en 1776, occidente se convirtió en el hemisferio conocido por el respeto mutuo, el trabajo y, por supuesto, el apego a valores como la familia y la libertad de pensamiento. Entonces, nuestros líderes se enfocaban en enaltecer esos valores, en fortalecer esa identidad en los ciudadanos.

Pero hoy todo eso es historia, occidente tiene líderes timoratos, cobardes, incapaces de pensar en futuras generaciones y enfocados en las próximas elecciones, parafraseando a Winston Churchill.

Mientras esto sucede, la izquierda logró desaparecer a nuestros pensadores, nuestros intelectuales y reemplazarlos por unas andrajosas ratas de biblioteca consumidoras de inservible literatura izquierdista.

Todo esto que relato, sin dudas responde a un plan excelentemente trazado y ejecutado, debilitarnos desde adentro, como un cáncer, embistiendo contra las tradiciones que nos hicieron grandes y fuertes.

Atacaron a Dios que es la trascendencia, a la patria que es la pertenencia y a la familia que es el amor verdadero, el amor leal. Nos dijeron que Dios no existía o estaba equivocado, que era racista, fascista o intolerante. Destrozaron la patria dividiendo y poniendo a unos contra otros, ricos contra pobres u originarios contra inmigrantes. En el caso de la familia les resulto un poco más difícil, pero aun así lo lograron. Legalizando el aborto, poniendo a las hijas contra los padres al grito de “muerte al patriarcado”, “muerte al macho” y otras consignas estúpidas y vacías.

Esto nos conduce al precipicio, hoy somos gobernados por pusilánimes, criminales y payasos que, cual flautista de Hamelin nos conduce a nuestra propia destrucción. Urge cambiar estos liderazgos, volver a generar y elegir líderes fuertes que respeten quienes somos y que queremos como plan de vida.

Debemos recuperar nuestra identidad, dejar de dar por sentado nuestros valores y nuestras libertades; en pocas palabras, volver a sentir en el pecho aquellos sentimientos que nos hicieron grandes: la libertad, la familia y el trabajo duro.

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