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El hábito de hacer las cosas mal

«La esperanza es la quintaescencia de la debilidad humana» rezaba parte de un diálogo de la primera puesta de la saga The Matrix. La esperanza nos llevó a todos a esperar por un milagro en el Pablo Rojas. La dura realidad nos cacheteó, impiadosa: la Albirroja pende de un hilo matemático luego de caer derrotada ante su par de Uruguay (Suárez, 49´), en Asunción. Con la cabeza más fría, nos animamos a preguntar: ¿qué nos hizo pensar que existía alguna posibilidad? La esperanza, sí. En el fútbol, como en la vida, la causalidad manda en gran proporción.

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¿Y SI NO DAMOS LA TALLA?

Eliminados de tres fases finales de la Copa del Mundo, de manera consecutiva (Brasil 2014, Rusia 2018, Catar 2022). La frustración nos lleva a tirotear a mansalva; sin embargo, bien haría ajustar mirar, elegir bien los blancos a atacar para reformar. Aporto algunas pistas.

Para la Clasificatoria a Brasil 2014 ya figuraban nombres como Roberto Fernández, Gustavo Gómez, Junior Alonso, los hermanos Romero, Antonio Sanabria, Anthony Silva, etc.

Un poco más cerca en el tiempo: Paraguay quedó eliminado de Rusia 2018, en pleno Defensores del Chaco, perdiendo contra ¡Venezuela! con estos nombres en el onceno inicial: Anthony Silva, Junio Alonso, Gustavo Gómez, Oscar y Ángel Romero, Antonio Sanabria.

¿No es hora de plantearnos que la jerarquía de nuestros habituales seleccionados no está a la altura para competir de igual a igual contra otras potencias?

LA POLÉMICA POR LOS CAMBIOS DE ENTRENADORES

Durante largos periodos, hemos apuntado a los cambios de seleccionadores como principal estrategia para elevar el rendimiento de la selección local. Creo que no faltaron razones.

Pero, también creo que no era suficiente con el cambio de entrenadores. Nunca nos detuvimos a comprender que el periodo que estábamos viviendo era de transición; es decir, estábamos navegando un incierto mar que nos llevaría desde la gloriosa generación de los mundiales a otra, que no sabíamos todavía cuándo aparecería.

En ese afán, nos desgastamos incansablemente en cambios de entrenadores sin ton ni son. Y se perdió tiempo valioso de trabajo: si identificábamos la situación de recambio (y que el recambio no estaba a la altura, aún), bien podríamos bajar los decibeles, sincerarnos y entender que todo llevaría tiempo y trabajo. Por el camino pasaron entrenadores de nuestra tierra que bien podrían llevar ese proceso: Víctor Genes (QEPD) y Francisco Arce.

No, nos cegamos ante la realidad: no contamos con los recursos. Y no estamos trabajando para generar recursos.

¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO PARA QUE CAMBIE LA SITUACIÓN ACTUAL?

Cambiar nombres de jugadores, cambiar entrenadores, acusarnos unos a otros, el Olimpia versus Cerro Porteño habitual. Más nada.

Así como existen jugadores que repiten por tercera vez la eliminación, hay dirigentes que son directamente responsables de esta situación con sus decisiones y con acción e inacción.

Ya es el día siguiente de un nuevo fracaso: seguimos sin reaccionar. A estas horas, (además de renuncias varias) ya debería haber reuniones sesudas para intentar cambiar el estado de cosas. No puede ser que sigamos en el statu quo que nos llevó a 12 años sin mundiales. No puede ser que nadie haya pegado el escritorio y lanzado un grito al cielo, aunque más no sea para mover algo.

¡Hoy ya empieza a ser tarde, de nuevo! No nos alcanzará para 2026. Los demás países están tomando larga distancia de mejoría respecto a nosotros.

Balón bajo la suela, respiremos profundo, y vamos por las bases. Si queremos ser mejores, hay que apostar a la formación.

Si pedimos milagros, a Dios hay que ayudarlo. Y si no queremos desencantarnos de la esperanza, no tenemos que desafiar tanto al destino.

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