Analisis

¿Se encamina Paraguay a ser la nueva Argentina?

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En los últimos días se vienen dando una serie de sucesos que marcan la línea que el Congreso busca para nuestro país. Se sancionaron una serie de leyes que, disimuladamente, marcan el rumbo que puede llegar a tomar el país en los tiempos que se vienen.

Mientras todos estamos distraídos con el aumento en los números positivos (algunos no tan positivos si nos dejamos llevar por la APF) en los casos de Covid 19, desde la Cámara de Senadores sancionaron dos leyes que, si bien a simple vista parecen “inofensivas”, a largo plazo sabemos que son altamente peligrosas.

De la mano del Senador Enrique Riera (el proyecto aprobado es un refrito de cuatro diferentes proyectos de los Senadores Víctor Ríos del PLRA, representantes del Frente Guasú, Enrique Riera y Lilian Samaniego de la ANR) crea un impuesto a la provisión del servicio de internet. Este arancel, según los proyectistas, será destinado a brindar acceso gratuito a plataformas de enseñanza online y a sitios con contenido educativo.

También, el Senado aprobó un proyecto de ley para que artistas, gestores culturales y otros trabajadores vinculados a esas actividades que no hayan sido asistidos por el Estado durante la pandemia, reciba cuatro pagos equivalentes al 25% del salario mínimo (548.000 Gs). El proyecto fue impulsado por los Senadores Tony Apuril y Patrick Kemper (Hagamos), Enrique Riera (ANR) y Fernando Silva Facetti (PLRA).

«Las baterías de subsidios e impuestos cruzados distorsionan la asignación de los recursos e introduce señales incorrectas hacia los mercados»

Muy pronto, si los legisladores, el gobierno y la ciudadanía en general no reaccionan ante este atropello al dinero de los contribuyentes, todos los sectores (legítimamente) comenzarán a pedir subsidios a sus actividades, provocando una avalancha de reclamos que se volverá imparable.

Todos los economistas (serios) del mundo coinciden en algo: Las baterías de subsidios e impuestos cruzados distorsionan la asignación de los recursos e introduce señales incorrectas hacia los mercados, aumentando la ineficiencia y disminuyendo la tasa de crecimiento de largo plazo, condenando a los países al atraso y la decadencia.

Estamos a tiempo de revertir la situación que sobrevendrá inevitablemente si los parlamentarios no reflexionan y rectifican el camino emprendido, tenemos a un vecino que no lo hizo y hoy vemos como sus ciudadanos pagan las consecuencias.

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