El peligro del expansionismo chino en la región

En la última semana se desató un debate a partir del rechazo de un proyecto de ley de los senadores de izquierda agrupados en el Frente Guasú, donde se pretendía establecer relaciones diplomáticas con la República Popular de China y, por defecto, romper las históricas relaciones diplomáticas mantenidas con Taiwan.

Bajo la excusa que China venció al coronavirus y puede ser de mucha ayuda para nuestro país, y que las donaciones de China continental son siempre mucho mayores a sus aliados que las que reciben los aliados de Taiwan, este grupo de senadores olvidó mencionar una serie de aspectos, aún mucho más importantes que los limitados a la coyuntura del Covi-19.

De unos años a esta parte, el Partido Comunista Chino (PCC) de la mano del presidente del gobierno central, Xi Jinping inició un período de neo colonización en los denominados países del tercer mundo.

Conocedores, los chinos, de las debilidades de estos países donde sus líderes piensan más en perpetuarse política y económicamente que en el verdadero progreso de sus sociedades, de manera lenta pero constante los “invaden”.

Hoy el mundo no permitiría una invasión militar a la escala que el proyecto chino precisa, por eso, enancados en una sabiduría milenaria, el PCC va invadiendo económicamente, uno a uno los países de la región.

La estrategia de Xi Jimping siempre ha sido la misma, dinero fresco para los corruptos líderes de la región. Préstamos blandos a cambio de los recursos naturales y estratégicos de cada país. Entre los recursos estratégicos, se encuentra la información, algo que le permite a China continuar con su plan de expansión.

Desde el inicio de este plan, China ha invertido alrededor de 150 mil millones de dólares que fueron a parar a manos de aquellos gobiernos ideológicamente afines al PCC: El Kirchnerismo en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y, no podía faltar, Nicolás Maduro en Venezuela, pero esta ayuda nunca es gratis y, a diferencia de otras potencias, China no busca hacer negocios en la región sino que pretende adueñarse de los recursos de la misma y siempre desoyendo todo tipo de leyes de derechos humanos o ambientales.

Entre los que han caído en “la trampa de la deuda china” podemos mencionar algunos ejemplos:

Con la paciencia que caracteriza a su cultura, el PCC de Xi Jinping está construyendo la nueva “Ruta de la Seda”, la “Ruta de la Seda del Siglo XXI” por medio de una presión económica pero con una clara ambición estratégica y política.

China es, indudablemente, una súper potencia económica, tal vez el líder indiscutido en estos tiempos y, si occidente no se espabila, muy pronto China se convertirá, también, en una súper potencia en términos geopolíticos; y es así cuando será demasiado tarde para el denominado “mundo Libre”, porque china impondrá una presión ideológica y cultural que se volverá insostenible.

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