La victoria inesperada del candidato de derecha Calin Georgescu en la primera vuelta de las elecciones presidenciales rumanas generó una ola de controversia y desafíos legales que podrían alterar el panorama político del país. La decisión de un tribunal rumano de ordenar el recuento y verificación de todos los votos emitidos tras una denuncia ha puesto en pausa la transición electoral, intensificando las tensiones.
Georgescu, un político poco conocido que se presentó como independiente, venció al actual primer ministro en una victoria sorpresiva que generó malestar en el sistema político tradicional. Conocido por sus comentarios favorables hacia líderes nacionalistas rumanos y su aparente simpatía por el presidente ruso, Vladimir Putin, Georgescu ha dividido opiniones dentro y fuera de Rumanía. Su éxito ha desatado protestas nocturnas en varias ciudades, reflejando el temor de sectores de la población ante un posible giro hacia políticas nacionalistas y conservadoras.
La intervención judicial y su trasfondo político
El tribunal actuó tras una denuncia presentada por Cristian Terhes, excandidato presidencial del Partido Conservador Nacional Rumano, quien obtuvo solo el 1% de los votos. El recurso busca revisar los resultados de la primera vuelta, donde Georgescu superó al primer ministro y se aseguró un enfrentamiento en la segunda vuelta contra Elena Lasconi, candidata reformista del partido Unión para Salvar Rumanía (USR).