Por primera vez desde 2020, Estados Unidos ha desbancado a China como el mayor comprador de carne vacuna uruguaya, con una inversión de USD 47,87 millones en mayo, superando los USD 40,28 millones adquiridos por el gigante asiático.
Este cambio marca una tendencia que ha sido observada en otros mercados: China eleva temporalmente la demanda en sus socios comerciales hasta consolidar una posición preferencial, solo para luego reducir las compras y ejercer presión sobre los precios. Este comportamiento obliga a los proveedores a depender del mercado chino, mientras que el país asiático ajusta su demanda, dejando a sus socios en una situación de dependencia que termina afectando sus ingresos.
Datos del Instituto Nacional de Carnes (INAC) reflejan que en mayo China compró solo 12.633 toneladas de carne vacuna, el volumen más bajo desde febrero de 2020, en los primeros meses de la pandemia, y 43,5% menos que en el mismo mes del año anterior. En los primeros cinco meses de 2024, las exportaciones uruguayas hacia China alcanzaron 83.880 toneladas, una disminución del 27% respecto al año anterior y casi la mitad del volumen enviado en 2022.
Mientras tanto, Estados Unidos ha incrementado sus compras de carne uruguaya un 66% en el mismo periodo, con 58.507 toneladas importadas, lo cual cubre casi el 60% de la cuota arancelaria con ventajas para Uruguay. El precio promedio que EE.UU. ha pagado en lo que va del año asciende a USD 4.122 por tonelada, considerablemente superior al promedio de USD 3.189 ofrecido por China, que registra su precio más bajo desde diciembre de 2020.
La situación plantea un desafío para Uruguay y otros países proveedores de China, dado que la reducción de compras y precios impacta negativamente en la rentabilidad y estabilidad de estos mercados. Para Uruguay, este giro es una oportunidad para fortalecer relaciones comerciales con socios que ofrezcan mayor estabilidad en precios y demanda, evitando así depender de un solo mercado que suele imponer condiciones una vez establecida su influencia.