Hezbollah ha pedido un alto el fuego incondicional, según lo revelado en un reciente discurso de Naim Qassem, quien hasta hace poco era el adjunto de Hassan Nasrallah, el secretario general de la organización. En sus palabras, Qassem indicó que el grupo terrorista acepta un cese de hostilidades inmediato y sin condiciones previas. Su propuesta sugiere que primero se logre un alto el fuego, presuntamente mediado por la ONU u otro actor diplomático, para luego negociar los términos entre Israel y Líbano.
Este pedido pone a Israel en una situación complicada, ya que aceptar un alto el fuego sin haber acordado previamente las condiciones finales con el Líbano podría perjudicar su posición en futuras negociaciones. Israel se arriesgaría a no poder reanudar las operaciones militares si el Líbano o Hezbollah no cumplen con los requisitos israelíes, lo que limita su capacidad de maniobra en el conflicto. Además, este enfoque de Hezbollah parece diseñado para ganar tiempo y evitar las duras represalias que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están preparando contra sus activos militares y civiles en el sur del Líbano.
El pedido de alto el fuego también revela las dificultades militares que enfrenta la organización, lo que sugiere que Hezbollah está en una posición vulnerable. Las acciones de Israel han debilitado significativamente a Hezbollah, y sus líderes buscan desesperadamente frenar los avances israelíes que amenazan con consolidar su control sobre el sur del Líbano.
Naim Qassem, uno de los fundadores y miembros más influyentes de Hezbollah, representa la cúpula de la dirección político-militar de la organización. Su petición llega en un momento crítico tras la eliminación de altos mandos de Hezbollah, incluido Hassan Nasrallah y su sucesor Hashem Safi al-Din, quien fue «probablemente eliminado» en recientes ataques israelíes, según declaraciones del ministro de Defensa israelí, Yoav Galant.