Analisis
Braden o Perón. Cartes o el maricón
Publicado
hace 2 añosen
La histórica consigna «Braden o Perón» constituyó una expresión de la división de la sociedad argentina en 1946 y, al mismo tiempo, una herramienta hábilmente utilizada por Juan Domingo Perón para ganar las elecciones presidenciales del 24 de febrero de ese año.
«El conflicto de los siglos» es el título de un libro escrito por la adventista Ellen Gould White el cual ha trascendido en el tiempo desde su primera edición en 1888 y otra luego de una revisión de la autora en 1911. También conocido como «La gran Controversia» entre Cristo y Satanás y cómo esto coagula en los sucesos del mundo con el transcurrir de la historia.
Creo que la controversia entre Braden y Perón fue una de las tantas en las relaciones siempre conflictivas entre representantes de los gobiernos estadounidenses y gobernantes latinoamericanos que ya lleva siglos.
Los protagonistas fueron el coronel Juan Domingo Peron, candidato a la presidencia de la Nación y Spruille Braden, un egresado de la universidad de Yale, director de numerosas compañías mineras estadounidenses en América del Sur y ex embajador ante los gobiernos de Colombia y Cuba y en ese entonces ante el argentino.
Durante su breve gestión como representante de la Casa Blanca ante el gobierno de Buenos Aires, encabezado por el general Edelmiro J. Farrell, Braden lanzó una campaña contra el nazismo que, a juicio de la administración estadounidense, seguía vivo en ciertos países latinoamericanos, la alusión obviamente era a Peron.
Aún así, en ese mismo tiempo, el gobierno estadounidense, mediante la operación «Paper Clip» llevó mil nazis de alto vuelo a USA para destinarlos en las áreas de sus especialidades, a saber; misiles y luego la carrera espacial con la formación de la NASA con nazis, en especial Von Braun, el más destacado. La CIA fue parida con la base de datos otorgados por nazis de la inteligencia del ejército de Hitler como el coronel Ghelen entre otros, es hija directa de la SS. También el FBI, ya en manos del perverso Hoover, fue imbuido del espíritu de la Gestapo y actuó como tal hasta la muerte del director que duró 50 años en el cargo.
Sin embargo, siendo todos estos «becados» de alguna manera responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos por el nazismo, muchos tuvieron directa participación, a tal punto, que los propios alemanes pidieron la devolución de al menos 500 de ellos para juzgarlos y luego ¡colgarlos!
Si en algo ningún imperio de la historia supera al americano es en la hipocresía, hasta el día de hoy. ¡Incomparable!
Esto hace que pongamos la atención en el Paraguay actual y su relación homosexual con el embajador del mal y el presidente Abdo quien, como Jefe de Estado, siempre está dispuesto a entregar el hoyo a aquél quien representa un gobierno ilegítimo, surgido de un fraude electoral descomunal y probadamente corrupto, muy distinto a quien se acusa aquí como «significatívamente corrupto», habráse visto tamaña hipocresía, como les dije, en esto, los yankees son in-su-pe-ra-bles.
Aquí Jesús le da en el ojo y valga la redundancia: «Para ver la paja en el ojo ajeno quita la basura que está en el tuyo». Aunque seas el mas ateo del planeta no podés negar esta verdad.
Volvamos a Buenos Aires con Sprullie, mmmm…con este nombre, de hecho suena menos masculino que Mark, el del actual embajador en nuestros pagos mas conocido como «mi esposo y yo».
Braden apoyó abiertamente a la Unión Democrática, la alianza de conservadores, radicales, socialistas y comunistas que enfrentó a Perón en los comicios de 1946. La actitud del embajador, que para esa fecha ya había retornado a su país para ocupar la Subsecretaría de Estado para América latina, sirvió al líder justicialista para presentarse como una opción nacionalista frente a sus adversarios políticos, a los que caracterizó como servidores de la política de los Estados Unidos.
Algo similar ocurrió con el general Lino Oviedo en la política paraguaya cuando mediante su influencia impidió la presencia militar norteamericana en el país frustrando el operativo «Medrete», a la sazón comandante de la Caballería bajo la presidencia de Wasmosy en 1995. Este hecho lo catapultó a la arena política como candidato nacionalista, por ello, no en vano en la Argentina la prensa lo llamó el Perón paraguayo dándose luego una simbiosis política entre justicialistas argentinos y oviedistas paraguayos.
Ya como candidato por el partido Colorado en 1997, Oviedo parecía imparable, con mucho pueblo detrás iba directo al palacio de Lopez, entonces, el presidente Clinton, otro gran corrupto como su actual correlí, mandó a Asunción un emisario del Departamento de Estado con nombre de jugador de fútbol caribeño, Peter Romero, con un mensaje, al estilo Mark Orstfield y sentenció públicamente que el general Oviedo no tenía «credenciales democráticas», imaginensé, ¡my goodness!
Volviendo a Sprullie, el Paraguay también fue contaminado por la levadura de este emisario imperial quien tenía importantes intereses en la región ya que su padre William Braden poseía vastas tierras en Bolivia ligada a los pozos petrolíferos de la Standard Oil.
Algunas versiones sostienen que Braden había insinuado al presidente boliviano Daniel Salamanca la posibilidad de obtener armas y créditos para apoderarse militarmente del Chaco paraguayo.
Existen diversas interpretaciones respecto de la guerra, que señalan justamente en su origen una disputa de intereses petroleros de los Estados Unidos, a través de la Standard Oil y de Gran Bretaña, por medio de la Royal Dutch Shell. Esto denunció abiertamente el senador Huey Long en el congreso norteamericano lo que le costó nada menos que la vida.
Finalmente, y luego del armisticio, el propio Sprullie Braden formó parte de la comisión para la paz del Chaco, esto explica bastante la victoria pírrica del Paraguay ante Bolivia.
Señoras y señores, paraguaioshh y paraguaiashh como diría Lugo, toda la sociedad adulta de la República está exigida a tomar posición ante esta nueva situación generada por el embajador del mal quien en forma hipócrita y descarada acusó a un compatriota sin pruebas en mano de ser «significativamente corrupto» con el objetivo de influir negativamente en el posible triunfo de Cartes a traves de su candidato Santiago Peña, interfiriendo violentamente en los asunto internos del Paraguay.
En este caso no hay lugar para debate alguno si no para el ser o no ser paraguayo, trigo o cizaña, nacionalista o colaboracionista, soberano o cipayo.
Lo siento, como bien lo definió Ortega y Gasset, no Abdo y Benitez; «el hombre y sus circunstancias», la consigna para la próxima interna colorada es: «Cartes o el maricón».