Como ya es habitual en muchas ciudades europeas, el 2 de junio, en la ciudad italiana de Peschiera, 2000 inmigrantes africanos cometieron decenas de delitos sexuales en parques y estaciones de tren.
Los delicuentes de ascendencia marroquí, turca, libia y siria iniciaron una pelea con los locales pero, al darse cuenta de su superioridad numérica, decidieron hacerse de las calles de la ciudad y empezaron una ola de crímenes al grito de «Esto es Africa» que desembocaron en varios abusos sexuales y violaciones.
Luego de destruir todo a su paso, empezaron a violar mujeres en parques y estaciones de tren. En un tren que partía desde Peschiera con detino a Milán, 30 inmigrantes africanos atacaron a 6 adolescentes de entre 16 y 18 años y las violaron.
“Estábamos rodeadas. El calor era sofocante y algunas de nosotros nos desmayamos cuando nos golpearon. Mientras buscábamos a alguien que nos pudiera ayudar, se dio el abuso sexual”, dijo una de las víctimas a la fiscalía. Luego recordó que los agresores, entre risas, les habían dicho: “Las mujeres blancas no suben aquí”.
El líder derechista, Matteo Salvini, afirmó que las “pandillas de bebés“, como llaman a estos grupos de inmigrantes africanos adolescentes que cometen crímenes con total impunidad, han plagado Italia durante mucho tiempo y que las autoridades no pueden detenerlas a menos que reduzcan la edad de responsabilidad penal.
Salvini también publicó un video advirtiendo que grupos de inmigrantes están publicando mensajes en TikTok: “Peschiera del Garda fue solo una ronda de calentamiento. Nos vemos en Riccione”, dice el video de invitación, refiriéndose a otra ciudad italiana copada por refugiados africanos.