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Así es Tío Vania, la cadena de hamburguesas rusa que suplantará a los McDonald’s cerrados por la guerra

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Desde que estallase etapa más dura de la guerra entre Rusia y Ucrania, una de las decisiones unánimes de las empresas occidentales fue la de abandonar Moscú y toda su estancia en territorio bajo control de Vladimir Putin. Con McDonald’s a la cabeza, por lo que siempre ha significado por la imposición del capitalismo frente al comunismo, sin embargo su adiós ha sido solventado por el Gobierno con una cadena, Tío Vania, que prácticamente lleva a la confusión por su parecido.

Tío Vania es una de las obras cumbres de Anton Chejov, uno de los dramaturgos más famosos de la historia rusa, y desde estos días el nombre de la cadena de hamburguesas que ha venido a suplantar la ausencia de McDonald’s en tierras eslavas. Así ha informado al respecto la Duma estos días, dejando claro que la marca ya está registrada en las instituciones de Rusia.

«Han anunciado el cierre. Bueno, está bien. Pero mañana en esos lugares no deberíamos tener McDonald’s, sino Tíos Vanias», declaró hace unos días el presidente de la cámara baja Viacheslav Volodin. Un mensaje claro hacia occidente de lo que es la nacionalización de empresas extranjeras huidas por la guerra contra Ucrania y que podría derivar en nuevas compañías suplantando a Ikea, Apple o Volkswagen.

Así son los Tío Vania que suplantan a Mcdonald’s

Con un claro parecido a McDonald’s en sus productos, que eso sí serán fabricados solo con materias primas rusas, se ofrecerán hamburguesas y patatas a precios más bajos que los de la cadena americana. Sin embargo, el claro síntoma de la suplantación llega con el logo que usará la misma tipografía y colores de la multinacional, pero girando 90 grados la tradicional ‘M’ para convertirla en una ‘B’, inicial en el alfabeto cirílico de Vania.

Además, la Duma espera que Tío Vania absorba la plantilla que hace menos de un mes trabajaba para McDonald’s, que no en vano alcanza los 62.000 empleados. Un golpe directo a los americanos, ya que pese a su adiós habían garantizado seguir manteniendo empleo y sueldo a sus trabajadores, ahora pasados al nuevo bando con el claro prejuicio a lo que suponía el 10% de los ingresos de McDonald’s en todo el mundo.

La URSS ya usó esta política de empresas similares en tiempos de la Guerra Fría

Un cambio directo con el que se pretende dar la sensación de que el espíritu de McDonald’s sigue entre la sociedad rusa, pero con un claro síntoma de desoccidentalizar las empresas. Práctica que ya se usó en tiempos de la Unión Soviética, cuando todo producto estadounidense y de sus aliados estaba prohibido y así ganó fama, entre otras, la marca Kofola que recordaba a Coca-Cola. 

El Economista (España)

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