Acabamos de atravesar una de las semanas más intensas del
2020; arrancamos con la muerte de George Floyd y todo lo que ella acarreó y la
terminamos con los incomprensibles ataques a la escritora británica J. K.
Rowling por el solo hecho de opinar.
A simple vista, estos hechos no están relacionados entre sí
pero, si observamos detenidamente, notaremos que ambos sucesos, o mejor dichos,
las reacciones a los mismos forman parte del mismo plan… la imposición de un
pensamiento único.
George Floyd, a pesar de ser un delincuente, no merecía
morir de la forma en que lo hizo, del mismo modo en que los Estados Unidos y
sus ciudadanos no merecen el desenlace de caos y destrucción que desató esa
muerte. ¿Y por qué sucedió esto? Sencillo, las elecciones presidenciales se
acercan y la elite globalizadora debe enmendar el error de haber subestimado a
Donald Trump y su “Make America Great Again” que, a juzgar por los números
duros, perdían esa batalla una vez más, básicamente porque Estados Unidos se
estaba levantando de sus cenizas y se convertiría, más temprano que tarde, en
una gran nación nuevamente.
En el mismo sentido, las hordas cultoras del pensamiento
único se lanzaron, como es habitual, sedientas de sangre, sobre J. K. Rowling; ¿Su
pecado? Opinar por fuera del discurso único y reinante, tener y sostener una
opinión contraria a la que le fuera impuesta a una mayoría de imbéciles sin el
criterio ni la cultura suficiente para defender postura alguna.
¿No creen acaso que se trata de hordas de imbéciles? Veamos,
a modo de ejemplo, algunos de los logros de Donald Trump:
- Bajó el desempleo a 3.9 % (El más bajo en los
últimos 50 años).
- Bajo los impuestos y eliminó múltiples
regulaciones.
- Mantuvo un crecimiento sostenido desde el 2018.
- Logró avanzar en la desmilitarización de varias
zonas alrededor del mundo.
- Bajó el desempleo en los colectivos de hispanos
y mujeres.
- Eliminó subsidios y beneficios a organizaciones
LGBT y clínicas abortistas.
- Defendió la libertad (de él y de todos los usuarios)
en las redes sociales.
Aún así, con estos pergaminos, Trump es señalado por el “Establishment
Progresista” y sus medios afines, como xenófobo, racista, misógino, machista y
fascista, dejando al descubierto lo inaudito de las acusaciones de las que se
hacen eco diversas agrupaciones como ANTIFA (Acá es donde demuestran la falta
de criterio). Esas mismas agrupaciones, ANTIFA a la cabeza, más allá de la
destrucción generalizada, se dedicaron a pintar monumentos de Winston Churchill
y Abraham Lincoln con la palabra fascistas, siendo que Churchill fue uno de los
que combatió y venció al fascismo socialista de Hitler y Abraham Lincoln fue
quien abolió la esclavitud en los Estados Unidos (Acá es donde demuestran la
falta de cultura).
Es tiempo de despertarse, nuestra sociedad se volvió pusilánime, incapaz de reaccionar en defensa del sentido común y del más básico y fundamental de los derechos, la libertad y dejándose dominar por el discurso único y la necesidad de pertenecer, abandonando la individualidad característica del ser y sentir humano, esa que hizo, a lo largo de la historia, que los grandes hombres y mujeres brindaran las herramientas necesarias para los saltos cualitativos que nos trajeron hasta acá.
ND