Analisis

Para entender Venezuela, hay que mirar a los 3 titanes

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Venezuela aparece en el centro de la agenda argentina y en la latinoamericana pero mucho más importante es que irrumpe en la agenda común que tienen USA y Rusia, y en este caso, el motivo es el petróleo.

Hernando Kleimans advirtió que no está explicitado en las disputas porque los grandes intereses comerciales ocultan sus decisiones y ambiciones detrás de «cuestiones políticas, culturales, religiosas las que quieran. Pero en el fondo esto se trata de quién se queda con el mercado del petróleo».

La novedad del conflicto venezolano es que irrumpe en la región, de forma brutal, de alguna manera, la alianza estratégica entre Rusia y China, algo que muchos no consideraban o no entendían.

Kleimans: «En principio, desde hace una década o algo más, las asociaciones entre Rusia y China se han convertido en estratégicas. Resultan en una alianza que trasciende los temas tácticos o de buena vecindad. Ellos trabajan para ocupar posiciones en el mercado mundial en muchos aspectos. Latinoamérica es un continente que hasta hace poco era virgen para los chinos, pero para los rusos no. Entonces, en muchos casos, aunque no lo parezca, hay esfuerzos conjuntos. En el caso de Venezuela, además de lo petrolero, hay un tema de posicionamiento militar inclusive.»

¿A qué se refiere el entrevistado con esto?

«Se han desarrollado maniobras militares conjuntas entre Rusia y China con la fuerza militar bolivariana, incluyendo ejercicios navales en el Mar del Caribe, y supongo que eso no le provoca ninguna simpatía a Washington DC», agregó Kleimans.

El entrevistador, Edgar Mainhard, le hizo notar al entrevistado que Donald Trump necesita un precio del petróleo estable, y en lo posible no elevado, para su electoral 2020; y a su vez Rusia, que tiene en los hidrocarburos el eje de su economía, también tiene sus necesidades sobre el precio del petróleo, y en especial la influencia en el nuevo cártel en formación llamado OPEP+, que es más amplio que la anterior OPEP(Organización de Países Exportadores de Petróleo). ¿Hay un consenso posible entre los intereses de uno y de otro?

«No, no no. Ni hablar. Esto es una disputa de mercado. De consenso, ni hablar. Dos competidores por el mismo producto y con iguales clientes. Imposible. Y concretamente es un problema de precios», respondió Kleimans.

Y agregó: «Concretamente, USA se opone a la construcción del Nord Stream 2».

El Nord Stream 2, de 1.220 kilómetros, sobre el fondo del mar Báltico, desde Víborg (Rusia) hasta Greifswald (Alemania), es impulsado por Gazprom y accionistas de la empresa conjunta New European Pipeline AG, con una capacidad de tránsito de gas hasta 55.000 millones de metros cúbicos.

Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia, reflejando la opinión de USA o funcionales a los intereses de USA, enviaron una carta conjunta a la Unión Europea criticando el proyecto, que a su juicio puede aumentar la dependencia de Europa del gas ruso, debilitar la seguridad energética de los países de Europa Central y de toda la UE y provocar una mayor desestabilización en Ucrania.

Son 2 ramales paralelos, cada uno con 1.224 km de longitud, 1220 mm de diámetro, 22 MPa (220 bares) de presión y 27 500 millones de m3 anuales de capacidad.

«La provisión de Rusia, con participación de Francia y Alemania, tiene el 40% del mercado. Y USA quiere vender su gas. Angela Merkel y Emmanuel Macron miran para otro lado cuando Mike Pompeo (secretario de Estado estadounidense) habla de cortar la dependencia del gas ruso. Por otro lado, hay una realidad: la producción de USA proviene del shale o sea del equisto, que tiene costos más elevados. Pero hay que tener en cuenta, además, que esos yacimientos estadounidenses se están explotando en base a créditos de bancos domésticos, y cuando el precio del petróleo baja de los US$ 65 el barril, tiemblan unos cuantos en USA porque se reduce la capacidad de pago de las obligaciones. Por otro lado habría que ver hasta dónde esta estructura de pasivos no condiciona la tasa de interés que aplica la Reserva Federal», redondeó Kleimans.

Luego aparece la alianza absoluntamente impensada en el pasado, y central hoy día, entre Rusia y Arabia Saudita. «Los dos están manejando el mercado del petróleo y el que diga que no, miente», afirmó el entrevistado.

«Entonces, ¿qué hacen? Vladímir Putin dice, y hay documentos al respecto, ‘A mi con US$ 40 me alcanza’, y Arabia Saudita tiene un costo de extracción que no debe superar los US$20 o US$ 25, y entonces con un barril de US$ 40, ambos, que manejan el mercado, se sienten confortables. Ahora, US$ 40 a USA no le alcanza ni para respirar porque el shale tiene costos más elevados. Entonces, USA necesita impedir esa suerte de dominio de mercado que establecen Rusia y Arabia Saudita, y esto incluye bloquear la nueva OPEP+ con 24 países miembros en vez de 14, e impedirle a Rusia el Nord Stream 2 porque supone cerrar el mercado europeo al gas estadounidense. ¿A quién y a qué precio? Entonces, mirar el tema venezolano exclusivamente como una cuestión de democracia vs. dictadura es ignorar el fondo de la cuestión, que es la provisión de petróleo pesado venezolano a las refinerías de USA por el 19% de las necesidades de su mercado», dijo Kleimans.

Expliquemos un poco más esto:

Diversos contenidos publicados por Reuters, The Wall Street Journal y OilPrice.com, sugieren que las sanciones de Washington DC a la venezolana PDVSA podría provocar una escasez de petróleo pesado. El crudo venezolano se reconoce como uno de los de mejor calidad, ya que contiene menos azufre que otros crudos pesados.

Durante los primeros 10 meses de 2018, las refinerías de USA importaron desde Venezuela 150 millones de barriles de petróleo. Algunas de las refinerías más importantes de la costa del Golfo, como las ubicadas en los estados de Texas y Luisiana, son las que trabajan con el crudo pesado venezolano, y lo mezclan con el crudo liviano que se extrae en USA.

En ese contexto, Mike Wirth, el director ejecutivo de la estadounidense Chevron, anunció que la compañía tiene una «fuerte intención de permanecer en Venezuela». Ahora, esta petrolera dispone de entre 4 y 5 meses para decidir si continúa operando.

Sin embargo, si Chevron opta por retirarse del suelo venezolano, estaría entregando una importante infraestructura al Gobierno de Nicolás Maduro.

Por otra parte, la escasez de crudo pesado podría llevar a una nueva ronda de exenciones en las medidas restrictivas de USA contra el petróleo de Irán, especulan algunos.

¿Y podría ser Venezuela una moneda de canje por Ucrania, en esa agenda común entre USA y Rusia?

«No,no. Ucrania en ruso significa ‘en la frontera’. Hasta el siglo 20, Ucrania nunca fue un Estado. Siempre dependió de alguien. Desde el siglo 17 dependió del Imperio Ruso, y se asociaron por un contrato. Ucrania manejaba la frontera con los turcos y Rusia proveía de caballos, comestibles y armas. Y hasta el día de hoy depende de Rusia tal como queda en evidencia en el tema del gas. Los grandes ductos pasan por Ucrania, que cobra por ese paso y roba además gas de los depósitos subterráneos de Gazprom. Pero al construir los 2 Nord Stream y al sur el Torrente Azul, que a Turquía y de ahí a Grecia, Bulgaria, etc., Ucrania se queda sin juego en el paso del gas. Entonces, en marzo en Ucrania deberían ocurrir elecciones. Quiero ver si las concretarán. Pero si hay, es probable que la cúpula actual desaparezca. Entonces, el panorama es que en algún momento, más temprano que tarde, Ucrania retomará su asociación con Rusia. Ahí ningún movimiento tiene que hacer Rusia, sólo esperar los acontecimientos. Por eso es que Putin está tan tranquilo con lo de Crimea, las regionales orientales de Ucrania y todo eso. El tema de Ucrania lo resuelve el tiempo. Por lo tanto, nada tiene que ver Venezuela», concluyó Kleimans.

Fuente: U24

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